Notas para fijarnos en el Evangelio

Situándonos en el día 1º de Semana Santa

• Este domingo sintetiza la Semana Santa: Eucaristía, Pasión y Resurrección de Jesús. El recibimiento alegre a Jesús es no sólo por entrar en Jerusalén a dar la vida, sino un anticipo de su Resurrección. La vida como creyente participa de este mismo claro oscuro: la fidelidad al Padre nos llevará a situaciones de sufrimiento; pasaremos por la muerte. Pero nos espera la vida sin límites en compañía del Resucitado.

• El Evangelio que encontramos en esta ficha no es el de la misa sino el que se lee antes, en la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén.

• Es un texto que asociamos al acto popular de la bendición de Ramos, aparentemente sólo cargado de tradición y vacío de contenido para mucha gente que asiste. Y nos puede parecer que es un texto sin ningún contenido especial, que se lee para dar sentido a la tradición de bendecir los ramos. Nos equivocaríamos: es una página del Evangelio de las cargadas de simbolismo. Y podemos encontrar resumidos muchas cosas de la misión de Jesús. Y condensados muchos episodios de su recorrido desde Galilea a Jerusalén.

Texto: Lc 19, 28-40 (Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza”)

• En este pasaje aparece Jesús como Mesías pacífico y humilde (Zac 9,9-10: entra sentado sobre un borriquillo), frente al triunfante esperado (Lc 19,11). No entra como un guerrero conquistador sino como un rey de paz. Aunque algunos rasgos: la alegría o extender el manto al paso de Jesús, revelan su realeza (1Reyes 1,38- 40; 2Re 9,13). Es un anuncio simbólico de lo que ocurrirá en su Resurrección, en la que Dios le hará Señor y Mesías (Hch 2,36).

• Los discípulos entonan (19,38a) un cántico inspirado en el Salmo 118,26 utilizado en las fiestas judías. Lucas introduce cambios (sustituir reino por el rey) que hace mas clara la alusión a Jesús. Además, Lucas introduce una segunda parte (19,38b) que se parece a un cántico de los ángeles de la infancia de Jesús (Lc 2,14). Ahora son los discípulos los que cantan la manifestación de su gloria (el enviado por Dios que aporta paz).

• La reacción negativa de algunos fariseos (19,39-40) expresa el rechazo de los judíos al reconocimiento del mesianismo de Jesús. La contestación de Jesús puede significar (Hab 2,11) que nadie puede impedir que Jerusalén aclame a Jesús.

• En los versículos que siguen (19,41-46), surgen también palabras de juicio sobre Jerusalén, que no ha sabido reconocer la salvación de Dios que llegaba con Jesús (visita de Dios a Jerusalén v.44). La lamentación y la destrucción sobre Jerusalén nos puede indicar la fragilidad de este momento de gloria.

Texto de la PASIÓN: Lc 22,14-23,56 (“Perdónales porque no saben lo que hacen”)

• Es el único Evangelio que presenta explícitamente la Última Cena como una cena pascual (muy parecida a 1 Cor 11,23-25)

• Jesús realiza el plan de Dios aceptado libremente y obedientemente (22,15). En Getsemaní aparece la humanidad de Jesús con gran realismo; suda sangre en su combate interior y de oración intensa (22,39-46). Aparece claro el interés por exculpar a Pilato presionado por los judíos (23,4-7). Jesús no es un revoltoso contra Roma, sino el profeta que sufre por su Pasión; su Reino no es político (23, 13-18).

• La atención de Jesús a las personas concretas, propio de Lucas, destacada en la mirada a Pedro (22,61), en la atención a las mujeres (23,28), en el perdón a los verdugos (23,34), en el consuelo al ladrón (23,42). El salmo 31,6 ofrece las últimas palabras de confianza sin límites en el Padre. Los suyos le siguen de lejos hasta la cruz y la muerte (23,49); así podrán ser testigos.