Lectio Divina – Martes XXII de Tiempo Ordinario

“Quedaron asombrados de su doctrina”

1.- Oración Introductoria.

Señor, hoy en este evangelio, me sorprende que seas tan admirado. Tienes algo íntimo, profundo, inefable, misterioso para aquellas personas de tu pueblo. Y me pregunto, ¿por qué hoy, en nuestra cristiana Europa, ya no eres admirado, ni tenido en cuenta, y, en algunos casos, eres rechazado? Tú, Señor, eres el mismo. Pero nosotros, tus seguidores, somos distintos. No te seguimos con interés, con entusiasmo, con alegría, con convencimiento. Ayúdanos a cambiar.


2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios. Jesús entonces le conminó diciendo: Cállate, y sal de él. Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: ¡Qué palabra es ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

No cabe duda que la clave de lectura de este evangelio está en la palabra “asombro”. Aparece al principio cuando se trata “de la doctrina” y al final “después de una curación”. Se admiraban de la doctrina de Jesús porque hablaba con “autoridad”. Había en Jesús una coherencia entre lo que decía y lo que hacía. La autoridad  no le venía de lo que “sabía” sino de lo que “vivía”.  Su vida irreprochable confirmaba sus palabras. Por otra parte, no se limitaba a predicar, sino a “sanar”. Ciertamente Jesús era un “sanador”. El demonio de entonces bien lo podríamos traducir hoy día como el “deshumanizador de la persona”. Intenta favorecer todo aquello que hace que “el hombre sea menos hombre” y “la mujer menos mujer”. Podemos poner una lista: violencia, guerra, alienación, droga, sida, guerras etc. Jesús lucha contra el mal, le conmina, le hace callar, y lo quita del medio.

Y esa hermosa tarea de sanar, cuidar, proteger la vida humana con palabras de esperanza, es la que debemos realizar los cristianos de nuestro tiempo. Sólo así se puede “extender su fama por todos los lugares”, como le ocurrió a Jesús.

Palabra del Papa

“A su enseñanza, que despierta la admiración de la gente, sigue la liberación de «un hombre poseído por un espíritu inmundo» que reconoce en Jesús «al santo de Dios», es decir, al Mesías. En poco tiempo, su fama se extendió por toda la región que Él recorre anunciando el Reino de Dios y curando a los enfermos de todo tipo: palabra y acción. San Juan Crisóstomo nos hace ver cómo el Señor «alterna el discurso en beneficio de los oyentes, en un proceso que va de los prodigios a las palabras y pasando de nuevo de la enseñanza de su doctrina a los milagros». La palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad propia. No les sucedía así, sin embargo, a los escribas, que debían esforzarse en interpretar las Sagradas Escrituras con innumerables reflexiones. Además, a la eficacia de la palabra, Jesús unía la de los signos de liberación del mal”. Benedicto XVI, 29 de enero de 2012.

4. Qué me dice hoy a mí esta palabra que acabo de meditar. (Silencio).

5.-Propósito. Hoy me dedicaré todo el día a ser  lo que soy, lo que estoy llamado a ser.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor Dios mío, al acabar hoy mi oración, quiero darte gracias por Jesús, tu Hijo Amado. Sin Él, estaríamos solos y totalmente despistados, es decir, fuera de pista. Él es “el camino” que  conduce a todas las personas a la plena realización. Ojalá la gente caiga en la cuenta de que allá donde hay un cristiano de verdad, ahí hay un hombre cabal. Una mujer cabal.

ORACIÓN POR LA PAZ.

Señor Jesús, ten piedad de nosotros y concédenos la paz y la unidad, no permitas que nos soltemos de tus manos y danos un corazón capaz de amar como tú nos amas. María Madre nuestra, auxílianos en estas difíciles horas de la tribulación, se nuestra fuerza y consuelo. Cúbrenos con tu manto y que la sangre de tu bendito Hijo nos proteja de todo mal.

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Comentario – Martes XXII de Tiempo Ordinario

Lc 4, 31-37

Jesús enseñaba… Estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
Estamos pues en los primeros días de la predicación pública de Jesús. Todos los evangelistas han subrayado la autoridad extraordinaria, el prestigio que emanaba de su persona y de su palabra. El ambiente judío de aquel tiempo estaba marcado por una gran influencia de las «escuelas», de los grupos de escribas o letrados, que se dedicaban a comentar la Escritura a fuerza de referencias bíblicas. Ahora bien, Jesús expone unos comentarios nuevos que no se refieren a ninguna escuela de pensamiento: del fondo de sí mismo surge un pensamiento magistral revestido de autoridad… y que, más que apoyarse en tradiciones de escuela, apela directamente a la conciencia de sus interlocutores.

Jesús, yo quisiera también dejarme fascinar por tu palabra soberana, llegar a ser un mejor oidor tuyo y tu discípulo.

En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué tienes Tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?»

Un hombre «poseído por un demonio»…

Un hombre «no libre»… Un hombre «alienado»…

¡El demonio es siempre hoy el que gravita sobre la libertad del hombre, para encadenarlo, para «poseerlo»!

¿Cuáles son mis alienaciones? ¿Qué es lo que me encadena? ¿Cuál es el mal que pesa sobre mi libertad? Costumbres o hábitos, pecados, aficiones…

«Sé muy bien quién eres: el «Santo», el «Santo de Dios.»

El imperio del mal será destruido: la santidad misma de Dios, la infinita perfección del amor, entra en liza en el campo de batalla.

La pureza de Jesús vencerá nuestras impurezas.

El amor de Jesús derribará nuestros egoísmos.

La maravillosa relación filial de Jesús al Padre nos enseñará a rezar.

La valentía de Jesús arrastrará nuestras bajezas y nuestras inercias o negligencias.

¡Jesús, el santo! ¡Intercede siempre, sálvanos, libéranos!

Jesús le intimó: «¡Cállate la boca y sal de ese hombre!» El demonio tiró al hombre por tierra en medio de los asistentes y salió de él sin hacerle ningún daño.

Tal es el primer milagro relatado por los sinópticos. Una liberación. Un hombre «encadenado» que es libertado de la malévola influencia que pesaba sobre él.

Un hombre que vuelve a ser normal que vuelve a ser un hombre. «Sin hacerle ningún daño»… La fuerza malévola es verdaderamente dominada. El demonio ha encontrado a otro más fuerte que él.

Tal es Jesús. Desde el primer día. Un Salvador.

Todos quedaron estupefactos y se decían unos a otros: «¿Qué tendrá esa palabra, que manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos?»

En cuanto Jesús habla a las multitudes o a los demonios, es la autoridad y el poder de «su palabra» lo que choca. En el pueblo de Nazaret, resulta ser un reguero de pólvora. Se está asustado. Se le mira de modo distinto. ¿Quién es, pues? Se creía conocerlo, pero se estaba equivocado respecto a Él. No obstante, durante treinta años, se le ha visto vivir. Se era su cliente, su vecino, su amigo, su primo. Así sucede a menudo: nos vemos obligados a abandonar un primer punto de vista que habíamos formado sobre alguien… para descubrir otro aspecto de su personalidad profunda. Señor, haznos disponibles.

Y su fama se extendía por toda la región.

Hoy también Jesús «está de moda». La opinión pública le es favorable. Pero, ¿sabremos ir más allá de las publicidades superficiales? para descubrirle, a Él, en el secreto de su Persona viviente.

Noel Quesson
Evangelios 1

Música – Domingo XXIII de Tiempo Ordinario

Entrada: Vayamos jubilosos (Cantos varios)  Alabanza a Jesucristo CLN A!7 Vienen con alegría CLN 728, El Señor es mi fuerza CLN 717
Introito en latin: Iustus es  Domine
Salmo: Señor, tu has sido nuestro refugio
Ofertorio. Padre eterno, Dios  piadoso. CLN H1
Comunión: Vivo yo (Cantos varios); Bendigamos al Señor CLN 707Tú eres Señor, el pan de vida CLN 041; En la fracción del pa n  CLN  05
Final: Reune Señor, a tu santa Iglesia.Cantos varios

Oración de los fieles (Domingo XXIII de Tiempo Ordinario)

Sabemos Señor, que tu eres lo principal, pero en nuestro caminar hay mil situaciones que nos entretienen, te necesitamos para que no perdamos el sentido de nuestra vida que eres Tú. Así pues te pedimos:

QUE TU SABIDURIA ACOMPAÑE NUESTRO CAMINAR

1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que el Espíritu Santo les asista en todas sus actuaciones. OREMOS

2. – Por los gobernantes, dirigentes y demás personas de poder, para que toda su preocupación sean las personas que están a su cargo. OREMOS

3. – Por las familias para que el orgullo personal deje paso al Amor que viene a través de Jesucristo. OREMOS

4. – Por los pobres y desamparados para sean ellos el único afán en la vida de la Iglesia. OREMOS

5.- Por las victimas del terremoto del Perú y por sus familias. Y por nosotros para que seamos generosos espiritual y económicamente con esa terrible tragedia. OREMOS

6. – Por los que perdieron la fe o la tienen dormida, para que reencuentren a Cristo como lo único necesario en esta vida. OREMOS

7. – Por todos los que vuelven al trabajo, por los que estudian y por los que no encuentran trabajo. OREMOS

Padre, acoge estas plegarias y en tu infinita sabiduría, reparte a cada uno de nosotros aquello necesario para que no desviemos nuestro caminar. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor

Amen.

Comentario al evangelio – Martes XXII de Tiempo Ordinario

El Dios de Dawkins

En 2012, uno de los mayores ateos y el «sumo pontífice del darwinismo», Richard Dawkins, mantuvo un debate en BBC Radio 4 con el reverendo Giles Frazer, sobre una encuesta nacional que descubrió que el 50% de los cristianos británicos no podían ni siquiera nombrar los evangelios. Desechando el resultado como una trivialidad, Fraser retó a Dawkins a nombrar el título completo (uno largo) de su libro favorito, El origen de las especies. Dawkins no acertó. Su intento de recordar fue así: «Sobre el origen de las especies…. uh… con… oh Dios… Sobre el origen de las especies… Hay un subtítulo….» ¡Aquí está el mayor ateo, en un momento de simple crisis, invocando a Dios! No sólo los espíritus malignos conocen y reconocen a Dios; ¡también los ateos lo hacen! Como se dice, no hay ateos en las trincheras. Incluso cuando nos esforzamos por negar a Dios, el Espíritu Santo que habita y sondea nuestras profundidades no puede ser silenciado.

Paulson Veliyannoor, CMF

Meditación – Martes XXII de Tiempo Ordinario

Hoy es martes XXII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 4, 31-37):

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

El evangelio de Lucas, tras el discurso programático de Jesús en la sinagoga de Nazaret, nos sitúa hoy en Cafarnaúm, a orillas del lago de Genesaret, lugar donde el Señor inicia su actividad pública. El profeta anuncia el Reino de Dios con la palabra, pero también con signos que señalan que ya ha llegado: “el Reino está entre vosotros” (Lc 17,21). Jesús enseña los sábados y los que lo escuchan quedan asombrados porque su palabra está llena de autoridad (exousia).

A continuación, encontramos la narración de uno de esos signos que preconizan el Reino. Jesús entra en la sinagoga y encuentra un hombre poseído por un espíritu inmundo. Era frecuente en la época atribuir enfermedades extrañas al influjo de espíritus malignos. El poseído grita al reconocer al Maestro de Nazaret: “¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”.

En el lenguaje bíblico, lo impuro es lo contrario de lo Santo, y si lo Santo es lo propio de Dios, el Dios de la vida y del amor, lo impuro es lo propio del ámbito de la muerte y el odio. El demonio intuye que la llegada de Jesús conlleva una encarnizada lucha entre el poder de Dios y el poder del mal, aunque inmediatamente queda patente quien es más fuerte. El demonio pierde la batalla y sale del hombre sin hacerle daño. La curación de este tipo de enfermedades siempre muestra la superioridad de Jesús sobre los poderes malignos que hacen perder al ser humano su dignidad y su identidad como seguidor de Jesús.

La reacción de la gente no se hace esperar, el asombro y la estupefacción no se dejan ver solo ante sus palabras, como nos relata el texto evangélico al inicio, sino ahora también ante sus signos. El poder del Señor que bendice al ser humano siempre es más fuerte que cualquier otro poder que no le hace bien. “El poder de la fuerza siempre es más grande que el poder del lado oscuro” dice el Jedi en Star Wars. Pero hemos de estar atentos/as a las fuerzas que fluyen a nuestro alrededor: ¿Soy capaz de reconocer el poder del mal que pretende pervertir mi identidad de seguidor de Jesús y mi dignidad de ser humano? ¿Cómo le hago frente?

Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.

Liturgia – Martes XXII de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA XXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido. Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-par

  • 1Cor 2, 10b-16. El hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios; en cambio, el hombre espiritual lo juzga todo.
  • Sal 144. El Señor es justo en todos sus caminos.
  • Lc 4, 31-37. Sé quién eres: el Santo de Dios.

Antífona de entrada Sal 102, 20
Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra.

Monición de entrada
La sagrada Escritura nos presenta a los ángeles como mensajeros de Dios -esto es lo que significa el nombre de «ángel-. Dios los envía para dar a conocer al hombre sus designios. La tradición cristiana los venera también como nuestros protectores durante el tiempo de nuestra peregrinación terrena. En la misa el cielo se viene a la tierra alabaremos a Dios unidos al canto de los ángeles al tres veces santo.

Acto penitencial
Por eso, para celebrar estos sagrados misterios, comenzamos pidiendo perdón a Dios por nuestros pecados.

• Tú, que has conocido el abandono, la traición y la ingratitud. Señor, ten piedad.
• Tú, que has vencido al pecado en tu propia carne. Cristo, ten piedad.
• Tú, que has dado tu vida en rescate por todos. Señor, ten piedad.

Oración colecta
OH, Dios,
que con admirable sabiduría distribuyes
los ministerios de los ángeles y de los hombres,
concédenos, por tu bondad,
que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra
por aquellos que te asisten continuamente en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Pidamos al Señor a quien alaban los ángeles, que escuche nuestras oraciones por la Iglesia y por todos los hombres.

1.- Para que por manos de los ángeles suban hasta la presencia de Dios las oraciones y ofrendas de la Iglesia. Roguemos al Señor.

2.- Para que busquemos continuamente el rostro de Dios que contemplan continuamente los ángeles. Roguemos al Señor.

3.- Para que los niños y los jóvenes vivan libres de las asechanzas del enemigo, protegidos por aquellos que son enviados para guardarnos en nuestros caminos. Roguemos al Señor.

4.- Para que al final de nuestra vida los ángeles nos reciban en el paraíso y nos introduzcan en la ciudad santa de Jerusalén. Roguemos a Señor.

Te pedimos, Señor, que tus santos ángeles, ministros gloriosos de tu poder de salvación, nos ayuden en el peregrinar de esta vida y nos conduzcan a la patria eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
TE ofrecemos, Señor,
este sacrificio de alabanza y te suplicamos humildemente que,
llevado ante tu majestad por manos de los ángeles,
lo recibas con bondad, y sea provechoso para nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 137, 1
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti.

Oración después de la comunión
ALIMENTADOS con el pan del cielo,
te pedimos humildemente, Señor, que,
sostenidos por su fuerza, avancemos con valentía
por la senda de la salvación bajo la fiel custodia de los ángeles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.