Lectio Divina – Martes XXVII de Tiempo Ordinario

“María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra

1.-Oración introductoria.

Señor, esta escena de Marta y María me parece encantadora. Simbolizan dos actitudes esenciales en la vida cristiana: la de hacer, trabajar, servir a los demás y la de escuchar a Dios y a los hermanos. Hoy día tenemos muchos ancianos en las residencias donde no les falta nada material, pero se mueren de soledad porque no hay nadie que quiera escucharlos. Escuchar a Dios y a los hermanos es una faceta esencial en nuestra vida. Dame, Señor esa gracia.

2.- Lectura reposada del evangelio Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

En Teresa de Jesús Marta y María siempre van juntas. Y ella personalmente encarna estas dos actitudes de ambas hermanas: Teresa la activa, la andariega, la fundadora de sus “palomarcicos”, y Teresa la contemplativa, la mística, la que hace de la oración “un encuentro de amistad estando mucho rato a solas con quien sabemos que nos ama”.  Este trozo de evangelio, siguiendo el esquema del evangelista Lucas en la sección del camino significa la necesidad de la Palabra de Dios en la vida del cristiano. Por eso aparece Jesús como Maestro “enseñando”. Lo novedoso es que Jesús no ejerciera ese oficio de Maestro con un varón, Lázaro, como era costumbre entre los judíos, y lo hiciera con una mujer: María. Sabemos que las mujeres, en tiempo de Jesús, tenían prohibido el acceso a la enseñanza de la Biblia. Esta actitud de Jesús extraña a Marta que, en vez de ayudarle su hermana en la cocina, esté ocupando el puesto del hombre. Está claro que Jesús quiere romper con esa costumbre y así eleva a la “mujer” al rango que le corresponde como persona: abierta a la palabra Dios y al mundo del espíritu. El reproche cariñoso a Marta, no es porque le prepare la comida, sino porque quiere abrirla a nuevos horizontes. Jesús es un auténtico feminista y no está de acuerdo en reducir la vida de la mujer a “estar en la cocina y criar hijos”. Jesús está poniendo las bases de “una igualdad de género”.

Palabra del Papa

“¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo, es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013)

4.- Qué me dice a mí hoy este texto ya meditado. (Silencio)

5.-Propósito. Que sea la Palabra de Dios el alimento espiritual de cada día.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, al acabar esta oración, me siento más atraído por la persona de Jesús. ¡Qué divino y qué humano! Es hijo de su tiempo, de su época, pero no se resigna a seguir haciendo lo que siempre se ha hecho, cuando hay algo que se ha hecho mal. Y en el mismo pueblo de Dios se ha marginado a la mujer. Jesús la eleva a categoría de ser inteligente, libre y capaz de tener los mismos derechos que el varón. Gracias, Señor, por ser tan humano, tan comprensivo, tan justo.

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Solo este extranjero ha vuelto para dar gracias

Experiencia de vida

No me acuerdo ya cuándo conocí a D. Manuel. Era el maestro del pueblo. Supe, cuando rondaba la veintena de años, que D. Manuel era republicano y que, por eso, nunca habíamos visto la bandera en la escuela, ni habíamos aprendido a cantar el carasol. También supe por información indirecta que D. Manuel, para salvar su vida, estuvo encerrado tres días en el pozo de la casa de un vecino. D. Manuel asistía con nosotros a misa todos los domingos con una actitud ejemplar. Puedo decir que fue y ha sido mi maestro. Una placa en la antigua escuela del pueblo recuerda su labor: «A D. Manuel Pérez Quirós, el Maestro».

Quiero, hoy, dar gracias a D. Manuel y a gente como él que han influido positivamente en mi vida: Valentín, el primer salesiano que conocí, Olegario, a quien creo debo el ser lo que soy, a Antonio, Salvador, María, Pepe, Trini, Emilio, Mari… Algunos, como mis padres, viven ya para siempre en los brazos de Dios.
Un gracias hoy por tantos días de silencio y falta de agradecimiento.

Iluminación de la Palabra

La curación de Naamán, el sirio, es una historia con sus más y sus menos, con sus indecisiones y sus mediaciones, pero, que al final logra su único y verdadero sentido: Dios quiere el reconocimiento de quien ha sido objeto de su don… Naamán lleva consigo ‘tierra’ de Israel para poder adorar al único Dios, viva donde viva.
Por otra parte, el relato de los diez leprosos ejemplariza un camino de conversión que solo un leproso, de los diez, supo recorrer. Y este era samaritano. Los diez se reconocen curados. Pero solo uno, por ser agradecido, participa del encuentro con el Señor de la vida y de la salvación.
A los diez les tocó la lotería; a uno solo y solo a uno, la salvación.

La peor lepra a los ojos de Dios

«Déjame llevar una carga de tierra de Israel, porque en adelante yo no tendré otro Dios que no sea el Señor», fue la reacción de Naamán, el sirio.
«¿Dónde están los otros nueve? El que volvió a dar gracias era un samaritano».
Dios quiere salvar a todos; pero parece que los extranjeros son más receptivos a la salvación que ofrece. Para tenerlo en cuenta, por si acaso.

Dos encuentros y nueve desencuentros. La curación gratuita no les hizo hombres agradecidos, ni creyentes: solamente a uno y este era un extranjero. No podemos andar por el mundo sin agradecer la vida, la fe, la compañía, el cariño… Que nuestra vida sea una eucaristía, un agradecimiento.

Isidro Lozano

Comentario – Martes XXVII de Tiempo Ordinario

Lc 10, 38-42

He aquí un relato propio de Lucas que sin duda lo había obtenido de un grupo de mujeres, de las que siguieron a Jesús y habían conservado unas tradiciones originales.

Por el camino entró Jesús en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María…

Marta y María aparecen en tres relatos, y en los tres las descripciones de sus temperamentos coinciden: Marta, la activa… María, la sensible, la contemplativa: Lucas (10,38-42) cuenta una comida muy sencilla que Jesús compartió con ellas… Juan (11, 1-44) cuenta la pena que estaban pasando por la muerte de su hermano Lázaro… Juan (12, 1-8) relata la unción perfumada que hizo María, una semana antes de la pasión… De modo que Jesús tenía unas amigas y en su casa se encontraba bien.

Allí regresaba cada tarde de la última semana anterior a la pasión: Mateo 21, 17; 26, 6; Marcos 11, 11; Juan 11, 1-18; 12, 1; Lucas 19,29.

Todos los relatos que hablan de Marta y María subrayan la complementariedad de los dos temperamentos: aquí, Marta se ocupa de los preparativos de la comida, mientras María se ocupa de atender personalmente al invitado… esas dos funciones son necesarias y aseguran una hospitalidad la más amable posible.

María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra

¡Admirable y muy gráfica escena para ser contemplada detenidamente! Jesús habla. ¿Qué dice? ¿De quién está hablando? ¿Cuál es el tono de su voz? ¿Está repitiendo la parábola del buen samaritano? Quizá habla de las bienaventuranzas y cómo El, Jesús, las considera ser fuentes de felicidad: ¡Felices… felices! O bien, como lo hizo con otros discípulos, ¿les insinúa confidencialmente su muerte y su resurrección? Eso haría más verosímil el hecho que María comprendiera, mejor que otros, el misterio de la unción previa a la sepultura de Jesús y el de la resurrección. (Lucas 14, 8; 16, 1) María está «sentada a los pies de Jesús». Esta es para Lucas, la posición del «discípulo» (Lucas 8, 35; Hechos 22, 3). Las posiciones corporales no son indiferentes, tienen una significación simbólica, y además facilitan o estorban tal o cual tipo de oración. La posición «sentado» facilita el escuchar: esta es la actitud litúrgica que la Iglesia recomienda en ciertos momentos de la misa en los cuales la meditación es lo primero… del mismo modo que la Iglesia recomienda «estar de pie» cuando se trata de expresar colectivamente la acción de gracias, durante la gran plegaria eucarística…«Sentada, María escuchaba.»

Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile pues que me ayude.»

Marta es útil. Su servicio es indispensable. Todo amor, puesto al servicio de los demás, honra a Jesús: «me disteis de comer, me disteis de beber… venid los benditos de mi Padre». (Mateo 25, 34-35)

Te ofrezco, Señor, las múltiples tareas domésticas, tan humildes, hechas con tanto amor, de innumerables mujeres de todo el mundo. Ayúdame a reconocer su grandeza

Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te afanas y preocupas por muchas cosas y hay necesidad de una sola…»

El mesías de los pobres no necesita una mesa abundante y suculenta: lo justo necesario para vivir. Ese tema de la «preocupación» de la «inquietud» Jesús lo repitió a menudo. No os agobiéis, decía. Lucas 12,22-31; 8,14;21,34)

María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.

Sí, la palabra de Jesús pasa delante de cualquier preocupación de orden temporal. Un cuidado extremoso de los asuntos de la tierra podría desviarnos de lo esencial. Pero no se trata de oponer «acción» y «contemplación». Esta no puede ser ociosidad, ni la acción puede ser agitación. Dichosos los que unen ambas, los que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en práctica» (Lucas 8, 21).

Noel Quesson
Evangelios 1

Música – Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

Entrada: Acuerdate, Señor de tu Iglesia CLN A18; El Señor nos llama CLN A 5;Somos un pueblo que camina CLN 719; Aclama al Señor tierra entera CLN 517 
Introito en latin: Domingo 28,  Si iniquitates observaveris
Salmo y Aleluya: El Señor revela a las naciones (Propio)
Ofertorio:  Acepta Señor el vino y el pan (Cantos varios)
Comunión: Oh Señor, delante de ti (Cantos varios); Yo soy el pan  de vida CLN 038
Final: Hoy, Señor, te damos gracias (1CLN-604)

Oración de los fieles – Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

Con la confianza que nos da saber la Misericordia que derrochas con tu pueblo, presentamos estas plegarias diciendo:

R. SEÑOR, ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.

1. – Por la Iglesia para que lleve al mundo la Palabra de Dios, y que todos alcancen la salvación que nos ganó Jesús en la cruz. OREMOS.

2. – Por los dirigentes de las naciones para que se vuelvan a Cristo y sean capaces de agradecer los dones que por Él han recibido. OREMOS

3. – Por aquellos que viven lejos de su familia para que encuentren acogida en la tierra de destino. OREMOS

4. – Por los padres de familia para que como dice Pablo sean capaces de aguantar por la salvación de sus hijos. OREMOS

5. – Por los que han sufrido daños por las inclemencias del tiempo para que encuentren la ayuda para proseguir sus actividades con prontitud. OREMOS

6. – Por los enfermos para que les llegue la curación que Jesús da a todos. OREMOS

Señor atiende con generosidad las necesidades que tu pueblo te presenta confiado en el gran Amor que nos tienes.

Por Jesucristo Nuestro Señor,

Amén


Presentemos a Dios Padre de todos, nuestras plegarias en este día del Señor, donde hemos aprendido que Jesús ha curado a diez leprosos.

Y respondemos

R.- SEÑOR, CÚRANOS

1.- Por el Papa Francisco y por todos los obispos del mundo, para que ayuden a curar las enfermedades del cuerpo y del alma de todo el rebaño a ellos confiados. OREMOS

2.- Por todos los párrocos, sacerdotes y diáconos de todo el orbe para que sean conscientes del dolor, físico y moral. OREMOS

3.- Por todos las religiosas y religiosas de la gran familia cristiana, para que nunca falten sus oraciones, dedicadas especialmente a los enfermos y a los que sufren. OREMOS

4.- Por todos los hermanos y hermanas comprometidos con la expansión de la Palabra de Dios, desde sus parroquias, grupos o movimientos, para que sean conscientes de la importancia de su misión y de todo lo que necesitan los hermanos, próximos y lejanos. OREMOS

5.- Por los pobres, los enfermos, especialmente los que están muy graves, por los marginados y quienes no tienen casa, para que reciban el aliento de los hermanos y ellos mismos no dejen nunca de rezar a Dios. OREMOS

6.- Por nosotros, presentes en esta Eucaristía, para que sepamos, humildemente, presentarnos al Señor Jesús, que nos cura cada día y le agradezcamos su afecto y gracias para con nosotros. OREMOS

Padre Nuestro recibe nuestras oraciones, escúchalas y que te sean agradables

Por Jesucristo Nuestro Señor

Amen.

Comentario al evangelio – Martes XXVII de Tiempo Ordinario

Hacer de María siendo Marta

Marta ha sufrido mucha mala prensa debido a las palabras de Jesús hacia ella. Jesús no estaba necesariamente rebajando a Marta. Al fin y al cabo, le tenía tanto cariño a la familia de Lázaro y a sus hermanas que es a esta familia a la que elige visitar para pasar unos momentos de descanso antes de que comience su pasión. Cada uno de ellos le era muy querido. Jesús tampoco restaba importancia al trabajo que Marta realizaba; al fin y al cabo, alguien debía ocuparse también de la hospitalidad. Jesús sólo diagnosticó la preocupación y la ansiedad que ella sufría mientras se dedicaba al trabajo. Lo que María había conseguido era la constancia y la calma mental que la ayudaban a centrarse en el presente. Ojalá Marta pudiera seguir trabajando, pero con la mente y el corazón en reposo. ¡Ojalá nosotros también pudiéramos hacer lo mismo mientras realizamos los quehaceres y ministerios diarios!

Paulson Veliyannoor, CMF

Meditación – San Francisco de Asís

Hoy celebramos la memoria de san Francisco de Asís.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 11, 25-30):

En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

»Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Hoy escuchamos unas palabras emotivas y entrañables que Jesús pronunció en un momento de gran exultación espiritual: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños» (Mt 11,25). Podríamos decir que son su «magníficat» de acción de gracias. La Iglesia se complace escuchándolas cada año en la fiesta de san Francisco, el pobrecillo de Asís (+1226), hombre sencillo de corazón y locamente enamorado de Cristo y de su Evangelio.

A través de este texto evangélico, estamos invitados a volver a una vida cristiana configurada por la pobreza y la sencillez de corazón —la pequeñez— tal como lo hizo san Francisco de Asís. Él supo profundizar admirablemente en la Palabra de la vida hasta encontrar aquello más nuclear y esencial de la revelación cristiana, justamente, en esta «manifestación a los sencillos».

Vivimos inmersos en un mundo y en una cultura que frecuentan la arrogante autosuficiencia, como si no debiéramos nada a nadie, como si no tuviéramos necesidad de ser salvados. En este sentido, frecuentemente hacemos el ridículo ante los ojos de Dios. Por eso, son especialmente oportunas y plenamente actuales las palabras de san Francisco en su Cántico de las criaturas: «Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas (…).Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad. Amén».

Hoy conmemoramos la muerte de san Francisco. Su tránsito fue el momento capital de su liberación. En efecto, fue mientras se asociaba plenamente al misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo cuando manifestó a sus hermanos, a modo de testamento y reto, las siguientes palabras: «Yo ya he cumplido mi parte; que Cristo os enseñe la suya. ¡Comencemos, hermanos!». Sí, empecemos, hermanos, a vivir con alegría el Evangelio, ya que Dios se ha manifestado a los sencillos.

Fray Valentí SERRA i Fornell

Liturgia – San Francisco de Asís

SAN FRANCISCO DE ASÍS, memoria obligatoria

Misa de la memoria (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio común o de la memoria.

Leccionario: Vol. III-par

  • Gál 1, 13-24. Reveló a su Hijo en mí para que lo anunciara entre los gentiles.
  • Sal 138. Guíame, Señor, por el camino eterno.
  • Lc 10, 38-42. Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor

O bien: cf. vol. IV.


Antífona de entrada
Francisco de Asís, varón de Dios, dejó su casa, abandonó su herencia y se hizo pobre y humilde. Así, el Señor lo tomó a su servicio.

Monición de entrada y acto penitencial
Se celebra hoy la memoria de san Francisco. Una familia o una persona acogedora hace a los huéspedes sentirse como en casa y les da lo mejor de que dispone. Pero si somos verdaderamente acogedores, escuchamos también al huésped, y recibimos de él o ella quizás más de lo que nosotros damos y de una manera más profunda. Recibimos al huésped como persona. – Dios se nos presenta en la Biblia como un viajero que va de viaje (Cfr. Emaús).  Pide hospitalidad como un extranjero o como un pobre. Cristo también dice que cuando recibimos a uno que no tiene alojamiento, le recibimos a él. El ejemplo de Francisco de Asís nos sirve como modelo de hospitalidad y de acogida al otro como si se tratase de Cristo.

Yo confieso…

Oración colecta
OH, Dios,
que concediste a san Francisco de Asís
ser configurado a Cristo en la pobreza y la humildad,
concédenos, caminando por sus sendas,
poder seguir a tu Hijo
y unirnos a ti con amor jubiloso.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Oremos, hermanos, por todo el pueblo santo de Dios.

1.- Para que introduzca en la plenitud de su santa Iglesia a los no cristianos y a lo no creyentes. Roguemos al Señor.

2.- Para que inspire a los gobernantes pensamientos de servicio y entrega al bien común. Roguemos al Señor.

3.- Para que libre al mundo del hambre, del paro y de la guerra. Roguemos al Señor.

4.- Para que conceda a nuestra(o) ciudad (pueblo) la paz, la justicia, la libertad y el bienestar. Roguemos al Señor.

5.- Para que acoja siempre nuestra oración. Roguemos al Señor.

Oh, Dios, que sabes que la vida del hombre está sujeta a tanta necesidad: escucha las preces de los que te suplican y cumple los anhelos de los que ponen en ti toda su esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
AL presentarte nuestras ofrendas,
te pedimos, Señor, que nos dispongas
para celebrar dignamente el misterio de la cruz,
al que san Francisco de Asís se adhirió con tanto ardor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión           Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Oración después de la comunión
POR este sacramento que hemos recibido,
concédenos, Señor,
imitar la caridad y el celo apostólico de san Francisco de Asís,
para que gustemos los frutos de tu amor
y los comuniquemos para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.