Lectio Divina – Lunes XXXIII de Tiempo Ordinario

¡Si tuvierais fe como un grano de mostaza!…

1.-Oración introductoria.

Señor, hoy vengo a pedirte algo muy pequeño: “un poquito de fe”, una fe pequeñita, “como un granito de mostaza”.  Pero una fe auténtica, firme, capaz de mover montañas. Te pido una fe humilde, sencilla, viva, transparente y contagiosa, como la de tu madre María. Haz que sepa fiarme de Ti como ella se fió. 

2.- Lectura reposada del evangelio. Lc 17, 1-6

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: «Me arrepiento», le perdonarás. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: «Arráncate y plántate en el mar», y os habría obedecido.

3.- Qué dice la Palabra de Dios

Meditación-reflexión

Jesús nos pide una fe “como un granito de mostaza”, una semilla tan pequeña como la punta de un alfiler; pero capaz de convertirse en un gran arbusto. Jesús nos pide una fe auténtica, aunque sea pequeña. Una fe capaz de perdonar siete veces y todas las que haga falta. Una fe capaz de mover montañas. Por consiguiente, no se trata de una fe de ideas religiosas, de grandes discursos, sino de una fe que sea “fruto de un encuentro vivo con Jesús”. Cuando una persona se ha encontrado vitalmente con Jesús, ya nada sigue igual, todo cambia. Esto se manifiesta de mil maneras. San Pedro, sin Cristo, se siente perdido ¿Adónde iremos? (Jn 6, 68). San Pablo, después de conocer a Cristo, todo lo considera “basura” (Fil. 3,8). La pecadora convierte su “corazón con olor a podrido” en “un perfume de amor exquisito” (Lc. 7,46). Una fe auténtica hace milagros. 

Palabra del Papa

“Me parece que todos nosotros podemos hacer nuestra esta invocación. También nosotros, como los apóstoles, decimos al Señor Jesús: “¡Auméntanos la fe!”. Sí, Señor, nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero te la ofrecemos tal como es, para que Tú la hagas crecer. ¿Les parece que repitamos todos juntos esto: ¿Señor, auméntanos la fe? ¿Lo hacemos? Todos: Señor auméntanos la fe. ¡Señor, auméntanos la fe! ¡Señor auméntanos la fe! ¡Que nos la haga crecer, ¡eh! Y el Señor, ¿qué cosa nos responde? Responde: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y les habría obedecido”. La semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad!” S.S. Francisco, 6 de octubre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)

5.-Propósito: En este día me acercaré a la persona de quien me siento más alejado y le pediré perdón.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Al terminar esta oración, me dirijo a Ti, Dios mío, para que mi fe, aunque sea pequeña, la tenga siempre viva dentro de mí. En medio de un mundo tan revuelto, tan violento, tan separado de Ti, sólo te pido lo que un día te pidió Santa Teresa: “llena eso poquito que hay en mí”.

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Comentario – Lunes XXXII de Tiempo Ordinario

Lc 17, 1-6

Jesús decía: «Es inevitable que sucedan; pero ¡ay del que los provoca!

Es el tema de la responsabilidad. Nos dices, Señor, que no somos responsables sólo de nosotros mismos: existe todavía a nuestro alrededor toda una zona de influencia; en la que influimos tanto en el bien que se hace en ella, como también en el mal. Es un fenómeno de solidaridad. «Nadie es una isla». Toda persona está religada a otras. ¿Cuáles son mis relaciones?

Lo que es inofensivo para mí puede hacer daño a otros. Debo tener muy en cuenta esa variedad de mentalidades, normal en una colectividad.

Más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar… antes que escandalizar a uno de esos pequeños.

Jesús es extremadamente riguroso cuando se trata de defender a «los pequeños». No se refiere sólo a los niños sino a todos los pobres, a la masa de gentes ignorantes que hay que defender de las sutilezas de la casuística y del juridismo. ¿No es verdad que algunas personas se creen pertenecer a una cierta élite y son escándalo para gentes sencillas?

Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente perdónalo. Si te ofende siete veces al día y vuelve siete veces a decirte: «Lo siento», lo perdonarás.

El amor «sin límites» es la característica propia del cristianismo. Detengámonos ante ese título de «hermano» que usa Jesús. ¡Los cristianos son «hermanos»! Pero no son personas perfectas. Son pecadores. Jesús no ha pensado en una comunidad ideal y sin historia: explícitamente considera una comunidad en la que las personas se ofenden unas a otras ¡hasta siete veces al día! Por mucho que se diga que es un número simbólico no deja de evocar una situación bastante «conflictiva»
Ahora bien, Jesús nos pide que perdonemos. Es algo esencial al cristianismo; pero muy difícil. Es lo que hace por nosotros nuestro Padre del cielo.

¿A quién tengo hoy que perdonar?

¿En qué «relación» he de procurar que nazca en mí un corazón nuevo, un corazón-según-Cristo?

Dijeron los Apóstoles al Señor…

Tenemos aquí un ejemplo de los diálogos provocados por las palabras de Jesús.

«¡Auméntanos la Fe!»

Eran muy conscientes, ellos los primeros, y nosotros a continuación, de la magnitud de la exigencia que Tú, Señor, les presentabas. Entonces ellos, a su vez, te piden: «danos, Señor, por gracia, eso que Tú esperas de nosotros».

Las palabras de Dios tendrían que llevarnos, frecuentemente, a una oración de ese tipo.
Ese es el sentido, en particular, de la «plegaria universal» con la que acaba la «liturgia de la Palabra» en la misa renovada por el Concilio: hemos escuchado unos textos divinos que nos acusan o nos comprometen… nos sentimos

débiles para llevarlos a la práctica… y nos dirigimos a Dios para pedirle su gracia, para nosotros y para todos nuestros hermanos.

El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este árbol: Arráncate y plántate en el mar. Y os obedecería.»

¡Cuántos «árboles» a arrancar, Señor!

Soy como un pobre delante de ti; dame varios «granos de mostaza»

Noel Quesson
Evangelios 1

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

Las lecturas que se proclaman hoy nos informan del cómo tenemos que tratar, cuidar, y asistir a nuestros hermanos. En los Evangelios cuando preguntan a Jesús ¿quién es mi hermano? Él a su vez responde con una historia o parábola de quién es mi hermano o hermana, donde no sierra ninguna frontera y considera a todo el mundo como criatura de Dios. Lo mismo nos comentan en el libro de Malaquías movido por el Espíritu de Dios a anunciar a los del pueblo la conversión, esa conversión tiene unas pautas a seguir, la única condición que propone es la ley del amor, el pueblo nuevo tiene que caminar a la luz de Dios, y todos aquellos que no quieran entrar en esa dinámica, se están excluyendo ellos mismos en el mundo nuevo que en el Antiguo Testamento ya se hacía alusión las primicias del Reino, esos que no obran con el amor no podrán entrar en la morada de Dios.

El Salmo 97 Está a favor de la creación donde nos invitan a usar los instrumentos musicales que sabemos tocar, sonar… para alabar, con el fin de reconocer a Dios como el único con justicia. Cuando regrese reinará con justicia, esa justicia que nosotros los humanos anhelamos en un mundo cada vez más deshumanizado, un mundo lleno de codicia, poder y todas las avaricias que vosotros mismos sabéis. Pedimos con nuestras oraciones que con la gracia vayamos moldeando los corazones de los seres humanos, a fin de que todos seamos impregnados de la justicia divina.

Pablo en la 2 carta a los Tesalonicenses nos invita no sólo a los de aquella comunidad de tesalónica sino a toda aquella persona que se acerque a leer la carta, seamos o pertenezcamos a cualquier confesión. El trabajo digno es deber de todos, nos toca a nosotros cuidar la casa común, nos exhorta el papa Francisco en la encíclica “Laudato Si” un mandato divino. Nuestros padres en el desierto fueron alimentados con el maná, pero en nuestros días el pan se gana con sudor. El apóstol no sólo exhorta, sino que da con su ser el ejemplo, para que vean cómo cumple con lo que dice. Por el respeto que tenemos a los demás no seamos carga, sino que les ayudemos a cargar.

Si todos los miembros de la familia trabajaran por el objetivo que se han planteado entre ellos… aunque no sean de la clase alta… los que estarán alrededor de esa familia pensará que es millonaria, siendo que ellos mismos saben lo que están sufriendo cuando los otros les ven así. (sufrimiento, sacrificio, esfuerzo, constancia, y sobre todo amor; es lo que hacen para superar las pruebas cotidianas) los otros no verán ese esfuerzo muchas veces, solo se quedarán con la parte de la riqueza, olvidando lo mucho que se sufre por estar viviendo decentemente.

Los jefes los tiranizan… no tiene que ser así entre vosotros, el que quiere ser el primero sea el primer servidor. No saques el sustento de la otra persona, ni le quites lo que usa para sobrevivir. Si obras así estás fuera del mandato de nuestro Padre. No importe lo mal que trabajan los demás, tú en cambio hazlo con honradez, y tu Padre del cielo te lo premiará.

El conjunto de la obra Lucana es una misión de sanar a toda la humanidad, en estos relatos apocalípticos nos quiere hacer salir de nuestra zona de confort, y asistir a los más vulnerables. El Evangelio que escuchamos en el templo no tiene que quedarse allí, sino que tenemos que transformarlo y llevarlo a la gente que no conocen a Dios. La casa de Dios es una morada viva, no pretendamos ir a los templos a escuchar la palabra de Dios y seguir actuando como los fariseos, (imponiendo cargas que no pueden cargar) seremos hipócritas, soberbios como ellos. Si actuamos así es porque no hemos entendido la palabra de vida que Dios tiene para ti y para mí. Esa palabra tiene que llevarnos a los demás aceptando nuestras fragilidades.

En los momentos en los que vivimos hay mucha gente que llama a las puertas con nombres falsos, para ponernos miedo, una palabra sincera, de ternura, de amor no puede buscar a seguidores a base del miedo, temor, engaño, al contrario. La Palabra verdadera tiene que aportar paz, serenidad, esperanza y no como lo presentan mucha gente. Nos previene Jesús que ese tiempo ya está entre nosotros donde vendrán los falsos profetas en su nombre y tratarán de engañarnos para obtener algún beneficio, mayoritariamente suelen ser económicos. Abran bien los ojos para no caer en la tentación, para no quedar en la felicidad superficial. Esforcémonos en buscar la fe viva y verdadera. Es la única que nos puede salvar de nuestras malas hazañas.

Querido internauta la decisión está en tu mano, no seas obstáculo para los demás, no les pongas trabas en sus vidas, al contrario, tienes que ser como el samaritano, el que ayuda a que tus cercanos estén a gusto disfrutando de tu compañía. Sé luz de caminos, sé mediador… con el fin de llevar a Dios a toda la gente de buena voluntad, no te quedes con la Buena Noticia, eres un instrumento clave para seguir dando gloria a Dios. Que el Señor les bendiga y les ayude a dar lo mejor de vosotros. Amén

Fr. Salvador Becoba Raso O.P.

Lc 21, 5-19 (Evangelio Domingo XXXIII de Tiempo Ordinario)

1ª) ¡Fin de Jerusalén y fin del mundo!

El edificio que contemplan en este momento y sobre el que Jesús fija la atención, e invita a sus acompañantes a hacer lo mismo, es el templo construido por Herodes el Grande. Una obra de proporciones inmensas equiparable a las grandes obras de arquitectura del imperio egipcio o del imperio romano. Herodes era muy dado a construcciones sólidas, monumentales y brillantes por todo su reino e incluso fuera de sus fronteras para agradar a los romanos. Los restos que todavía hoy se pueden contemplar en Jerusalén (o en Hebrón y en otras partes) lo certifican. Jesús llama la atención de que esta obra tan sólida será también, en gran parte, destruida. Ciertamente el discurso escatológico tiene muchas dificultades en su interpretación y más todavía en su presentación. La palabra de Dios afirma que este mundo tiene un final imprevisto. Por otra parte, Jesús quiere advertir a sus discípulos que no pierdan su tiempo en establecer fechas y construir cábalas, porque nadie sabe el día ni la hora sino sólo el Padre.

2ª) ¡Cuidado que nadie os engañe!

Pero no vendrá enseguida. En el trasfondo de estas palabras podemos encontrar dos situaciones diferentes: la que corresponde a la vida misma de Jesús y la que corresponde a la vida de la Iglesia. En el primer caso, era necesaria la vigilancia porque muchos antes de Jesús habían pretendido ser el Mesías esperado. Jesús advierte sobre este peligro para su misión. Él ha intentado por todos los medios ocultarse como Mesías para evitar la confusión con las interpretaciones erróneas y equivocadas sobre el Mesías esperado. La tarea mesiánica de Jesús se acomoda al proyecto de Dios en el que no existía la entronización del Mesías como un guerrero militar y un rey victorioso por las armas, que arrojaría de la tierra santa a los enemigos y paganos para establecer un reinado temporal teniendo a Jerusalén como capital y centro. En segundo lugar, en tiempo de la Iglesia seguían surgiendo falsos Mesías que pretendían ser el verdadero. Los evangelistas, recogiendo e interpretando las palabras de Jesús, tratan de dar una respuesta adecuada a los problemas que surgen de nuevo. Lucas escribe después de la destrucción de Jerusalén. Hay que estar alertados para no dejarse arrastrar y seducir por el primer postor. El fin está reservado en el secreto del Padre. Mientras tanto hay que entregarse a la tarea y a la misión de evangelizar al mundo animados por una gran esperanza. Lucas entiende que la vuelta del Señor se producirá, pero más tarde; mientras tanto hay que prepararse para la paciencia y el aguante tenaz y firme como colaboradores inseparables de la esperanza cristiana.

3ª) ¡No preparéis vuestra defensa!

La escatología se convierte o se traduce en actitud de testimonio y aguante paciente hasta el final. Lucas realiza una reinterpretación de la esperanza escatológica propuesta por los otros evangelistas. Él también está convencido de que volverá gloriosamente el Señor al final de los tiempos. Pero insiste en la etapa histórica que media entre la primera y la segunda venida del Señor. Sabe con certeza que volverá pero más tarde. Mientras tanto los discípulos de Jesús, entregados a la misión y al testimonio, deben estar preparados para dar razón de la esperanza cristiana (1Pe 3,13ss). Los cristianos dan testimonio de que pertenecen a Cristo frente a los gentiles que ignoran toda esperanza. Tuvieron ocasión para ello en las persecuciones locales. Para el tiempo entre las dos venidas, los discípulos necesitan el auxilio de lo alto. Y Jesús se lo promete. Pero en este punto hay alguna diferencia entre los evangelistas. En este texto que acabamos de proclamar, Jesús toma la iniciativa de auxiliar a los suyos en los momentos difíciles de la persecución. Mateo, por su parte, recuerda que es obra del Espíritu Santo (Mt 10,20; Lc 12,12; Hch 6,10). Finalmente, el autor del cuarto evangelio recuerda en el quinto dicho sobre el Espíritu y su actuación en la comunidad (Jn 16,13-15) que les interpretará lo que está por venir: el sentido de su muerte y resurrección y el sentido de la Iglesia en el mundo hasta su vuelta gloriosa. También hoy es necesaria esta presencia de Jesús y del Espíritu para que los discípulos sigan adelante en su tarea de testigos en medio del mundo.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

2Tes 3, 7-12 (2ª lectura Domingo XXXIII de Tiempo Ordinario)

1ª) ¡El ejemplo de laboriosidad de Pablo debe ser imitado!

Dos consideraciones antes de comentar estas importantes palabras: en primer lugar, esta carta está escrita por un discípulo de Pablo que evoca con respeto y admiración la vida del maestro y en este caso la consagración al trabajo manual para subvenir a sus necesidades y poder ofrecer gratuitamente el trabajo de la evangelización. En segundo lugar, recordar que los apóstoles tenían el derecho de percibir lo necesario para apoyar su trabajo evangelizador: No pongas bozal al buey que trilla (Dt 25,4), y que el propio Pablo recuerda en su carta a los Corintios (1Cor 9,9). Pero las palabras que acabamos de proclamar se centran en otro tema: el de la imitación, muy presente en el Nuevo Testamento (1Cor 4,16; Flp 3,17). Pablo no es el final del itinerario imitativo, sino que orienta la atención de los fieles hacia el propio Jesucristo, es decir, que imitándole a él imitan en realidad a Jesucristo (1Ts 1,6; Flp 2,5). Pablo mismo es un fiel imitador de Jesucristo y por eso se puede proponer como modelo a imitar (1Cor 11,1). Finalmente deben imitar a Dios: Sed imitadores de Dios como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por vosotros (Ef 5,1ss). En este clima es posible que se pueda reproducir una imitación de los unos para con los otros (1Ts 1,7; Hb 6,12). Por eso se insiste en el Nuevo Testamento que los jefes que transmiten la verdadera doctrina evangélica deben ser ellos mismos «modelos» cuya fe y vida se imitan al contemplar el desenlace de su vida (Hb 13,7).

Fray Gerardo Sánchez Mielgo

Mal 4, 1-2a (1ª lectura Domingo XXXIII de Tiempo Ordinario)

¡En el Día de Yahvé, Dios tiene la última palabra!

Mirad que llega el día… Estas expresiones anticipan el lenguaje apocalíptico* que es muy peculiar y original en el uso de las imágenes y en su concepción del fin. En la Escritura encontramos algunos testimonios que relacionan el día de Yahvé* con el fuego devorador y ardiente (Is 10,16s; Sf 1,18; 3,8). El tema es reasumido por los autores del Nuevo Testamento para expresar el juicio final y el final de la humanidad y de la historia (Mt 13,42s). Hay que subrayar que la expresión de un fuego devorador recuerda las consecuencias de una guerra, pues todo queda arrasado por el fuego. Es también sugerente la imagen de un fuego que no se apaga nunca. Son algunas de las imágenes construidas alrededor del fuego como signo y plastificación del juicio que Dios dictará contra la humanidad infiel. Evidentemente todas estas imágenes tienen una finalidad pedagógica y son elegidas para instruir a un pueblo rudo que necesita la visualización de todo para comprender el contenido. La historia humana camina hacia un punto final en el que se producirá una transformación total. Todo el progreso humano anticipa el reino siempre sea en servicio de la persona, su desarrollo y dignidad; pero no es el final. Los creyentes se alegran de los progresos humanos transformadores, pero proclaman que la esperanza cristiana se dirige a un mundo trascendente y definitivamente feliz.

Fray Gerardo Sánchez Mielgo

Meditación – Lunes XXXII de Tiempo Ordinario

Hoy es lunes XXXII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 17, 1-6):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos.

»Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».

Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido».

Hoy consideramos uno de los textos más enigmáticos del Nuevo Testamento. En realidad, las «montañas» y «árboles» que remueve la fe son los que obstaculizan nuestra vida. Éstos son, casi siempre, mucho más importantes que los que figuran en los mapas.

El acto de fe no es convencerse de una idea o atribuir un poder a la fe, sino que consiste en confiar en que Dios está ahí y puedo ponerme en sus manos. Entonces desaparecerá la «montaña». El Señor emplea también el símbolo del «grano de mostaza», que siendo el menor de todos los granitos, acaba convirtiéndose en un árbol en el que anidan los pájaros. Este grano de mostaza es un profundo símbolo de la fe: alberga, por una parte, la pequeñez (que me empobrece), pero también la potencialidad del crecimiento. La fe es, sobre todo, una semilla de vida.

—Sólo seré un verdadero creyente cuando la fe sea una semilla viva que crece en mi interior, y sólo entonces transformará realmente mi mundo aportando algo nuevo.

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Lunes XXXII de Tiempo Ordinario

LUNES DE LA XXXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido, Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-par

  • Tit 1, 1-9. Constituye presbíteros siguiendo las instrucciones que te di.
  • Sal 23. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
  • Lc 17, 1-6. Si siete vece en un día vuelve a decirte: «Me arrepiento», lo perdonarás.

Antífona de entrada          Cf. Ap 1, 5-6
Jesucristo, que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre; a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Monición de entrada y acto penitencial
La Iglesia es una y católica, la misma en todo el mundo, pero está formada por un conjunto de Iglesias locales, como la nuestra, llamadas diócesis, presididas por su obispo, en unión con los demás miembros del colegio episcopal y con el papa a la cabeza.

Oración colecta
OH Dios,
que en cada una de las Iglesias que peregrinan por el mundo manifiestas la Iglesia,
una, santa, católica y apostólica,
haz que tu familia se una de tal modo a su pastor que,
congregada en el Espíritu Santo por el Evangelio y la Eucaristía,
manifieste la universalidad de tu pueblo
y sea signo e instrumento de la presencia de Cristo en el mundo.
Él, que vive y reina contigo.

Yo confieso

Oración de los fieles
Con todo el corazón, oremos, hermanos, a Dios, nuestro Padre.

1.- Por la paz y unidad de la Iglesia. Roguemos al Señor.

2.- Por el papa, los obispos, los sacerdotes y los religiosos. Roguemos al Señor.

3.- Por la vocación a la fe de los pueblos que no conocen a Jesucristo. Roguemos al Señor.

4.- Por cuantos ejercen autoridad en el mundo. Roguemos al Señor.

5.- Por los presos, los emigrantes, los parados, los desterrados y los pobres. Roguemos al Señor.

6.- Por nosotros, por nuestros familiares, amigos y conocidos. Roguemos al Señor.

Escucha, Dios de misericordia, la oración de tu pueblo, que tu bondad nos conceda lo que nuestras acciones no merecen. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
AL celebrar el memorial del amor infinito de tu Hijo,
te suplicamos, Señor,
que los frutos de su acción salvadora sirvan,
por el ministerio de tu Iglesia,
para la salvación de todo el mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Ap 3, 20
Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo, dice el Señor.

Oración después de la comunión
TE rogamos, Señor,
que florezcan con toda su fuerza
y perseveren hasta el fin en esta Iglesia tuya
la integridad de la fe, la santidad de las costumbres,
la caridad fraterna y la devoción sincera,
y a la que no dejas de alimentar con tu palabra
y con el Cuerpo de tu Hijo,
no ceses tampoco de conducirla bajo tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.