Jesús nos envía a anunciar a todos lo que hemos visto y oído.
Oración:
Ven, Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor. Tú eres la fuerza que vigoriza nuestro trabajo. Tú, el aliento que vivifica nuestra alma. Tú, la luz que ilumina nuestra mente. Tú, el motor de nuestras obras. Danos docilidad para seguir tus mandatos y que gocemos siempre de tu protección.
Lectura. Lucas capítulo 7, versículos 19 al 23:
Los envió a preguntar al Señor: ¿Eres tú quien tenía que venir o debemos esperar a otro? Ellos se presentaron a Jesús y le dijeron: Juan el Bautista nos envía a preguntarte ¿Eres tú quien tenía que venir o debemos esperar a otro? En aquel momento, Jesús sanó a muchos de sus enfermedades, dolencias y malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos. Después les respondió: Vayan y cuenten a Juan lo que acaban de ver y oír: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia; y dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).
Indicaciones para la Lectura:
En esta perícopa entendemos que el que tiene que venir es una fórmula que sirve para designar al Mesías. Jesús se muestra como Mesías a los discípulos de Juan con sus hechos y palabras. Se cumple las palabras de Isaías con las que éste describía el tiempo de la salvación. Lucas pues nos muestra con claridad que en la misión de Jesús se cumplen las promesas del Antiguo Testamento.
Meditación:
El Bautista está en la cárcel. Desde su calabozo ha oído de Jesús y de sus obras, pero no corresponde con la idea del mesías que todos esperaban. Jesús anuncia la buena nueva, cura enfermos , tiene compasión de todos. Por eso Juan envía a sus discípulos a preguntarle a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir?»
Nos sorprende la duda de Juan. ¿Se sentía defraudado de Jesús? Cristo contesta: «dichoso aquel que no se sienta defraudado de mi» y le manda decir que los ciegos ver, los sordos escuchan.
No podemos desilusionarnos de Jesús por no cumplir con lo que nosotros esperamos que haga por nosotros. Él va más alla de todo lo que podemos esperar, curará nuestras necesidades y dolores, nos anuncia la buena nueva. Nos pide confianza y alegría, dejarnos en sus manos.
Llega a nosotros el mensaje de alegría y esperanza en el Adviento.
Dios superará todo lo que podamos esperar en esta Navidad si buscamos ese encuentro con Él. Oración:
Gracias Señor porque tú nos has hecho testigos de tu vida, de tus milagros, con los cuales nos damos cuenta de que tú siempre estás presente en nuestra vida. Señor tu palabra nos apela a ser como los discípulos de Juan de acercarnos a ti y descubrirte y comunicar lo que hemos percibido, vivido, oído y podamos confiar plenamente en ti que eres la fuente de la que mana todo.
Contemplación:
Así como los discípulos de Juan que fueron enviados a decir lo que han visto y oído, de igual modo todos los fieles estamos encargados por Dios del apostolado en virtud del bautismo y de la confirmación y por eso la obligación de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres. Debemos de creer en Jesús, y creemos “a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos”. Sin embargo Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación. Los milagros de Cristo y de los santos, las profecías, la propagación y la santidad de la iglesia, su fecundidad y su estabilidad son signos ciertos de la revelación, adaptados a la inteligencia de todos. La iglesia católica ha dado testimonio de Cristo, anunciando su Evangelio y brindando su servicio de caridad particularmente a los más pobres, en el esfuerzo por promover su dignidad, promoción humana en los campos de la salud, economía solidaria, educación, entre otros.
Oración final:
Abre, Señor, mi corazón para que sepa experimentar tu amor en esta meditación. Creo, espero, te amo y te pido tu gracia para saberte reconocer en los demás. ¡Ven, Espíritu Santo!
Propósito:
Descubrir la presencia de Jesús en nuestra vida diaria. Hablarles de Jesús a los incrédulos, a los que desconfían de él.