Lectio Divina – Martes I de Tiempo Ordinario

La autoridad de Cristo: temor de Satanás

Invocación al Espíritu Santo:

Ven, oh, Espíritu Santo, atiéndenos, Espíritu del Padre, vivifícanos, Espíritu del Hijo, sálvanos. Oh, Amor eterno, llénanos con tu fuego, inflámanos. Con tu luz, ilumínanos. Fuente viva, sácianos, de nuestros pecados, lávanos. Por tu unción, fortalécenos. Por tu consuelo, confórtanos. Por tu gracia, guíanos. Por tus ángeles, protégenos. No permitas jamás que nos separemos de Ti, Dios Espíritu Santo, escúchanos. Con el dedo de tu gracia, tócanos. Vierte en nosotros el torrente de la virtud. Fortalécenos con tus dones, y con tus frutos, refrigéranos. Líbranos del maligno enemigo. En la última batalla, úngenos. A la hora de la muerte, defiéndenos. Entonces llámanos hacia Ti, para que con todos los santos alabemos al Padre, al Hijo y a Ti, Consolador piadoso y eterno. Amén.

Lectura. Marcos capítulo 1, versículos 21 al 28.

Llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!”. El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

El tema central del evangelista es tratar de expresarnos la identidad de Jesús, porque él es consciente y sabe que muchos de los seguidores no saben quién es Jesús.

Nos quiere presentar a Jesús como el mesías esperado, por eso la insistencia en los milagros.

La comunidad de los cristianos comenzaba a desfallecer y Marcos viene con estas palabras alentadoras: Cristo sana nuestras necesidades, además de que sigue llamando a los que él quiere.

Marcos hace realce al discipulado y la misión de los seguidores de Cristo.

Meditación:

No hay duda de que Jesús fue un maestro; pero es evidente que fue «un Maestro poco convencional» que se distinguía porque enseñaba con autoridad. Así, el evangelio de Marcos afirma desde el comienzo que aquellos que escuchaban a Jesús «quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas» ( l , 22). De acuerdo con Marcos, los escribas eran gente sobrada de sí misma que actuaba con intenciones malévolas, aprovechándose de los más pobres (Mc 12, 38-40),

La autoridad de la enseñanza de Jesús no se desliga de su acción, No es casualidad que después de que Jesús saca al espíritu inmundo de un hombre, la gente admirada comente entre sí: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen» (Mc l , 27). Antes de esta acción sólo se asombraban (v. 22); ahora se admiran y ofrecen su apreciación sobre la autoridad de Jesús. El impacto no está en que dé órdenes a los espíritus inmundos, sino en que éstos lo obedecen; es decir, la autoridad de la enseñanza de Jesús se en la eficacia en la vida, en la realidad: el Maestro genera otra manera de concebir la existencia, otro modo de experimentar la esperanza.

Preguntémonos, ¿dónde la importancia de lo que decimos? ¿En los contenidos o en lo que provoca?

Contemplación:

“Toda la vida de Cristo es misterio de redención. La redención nos viene ante todo por la sangre de la cruz […] en su palabra que purifica a los oyentes; en sus curaciones y en sus exorcismos, por los cuales “él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”; en su resurrección por medio del cual nos justifica” (Catecismo de la Iglesia Católica numeral 517).

Oración final:

Gracias, Señor, por enseñarme que lo fundamental en mi vida es la caridad. Ayúdame a amar a mi prójimo con el mismo amor con que te amo a Ti. Dame la gracia de descubrirte y servirte en los demás, porque eso es la verdadera fe cristiana. El milagro de la curación del hombre poseído por un espíritu inmundo me recuerda que quieres hacer conmigo el mayor de los milagros: mi santidad.

Propósito:

Ante el dolor y situaciones difíciles, identificarme con Cristo al vivirlas con serenidad y confianza.

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Homilía – Martes I de Tiempo Ordinario

La fuerza de Cristo, arranca de su Palabra y de sus obras. Jesús no pide a sus discípulos nada que no haya probado él primeramente.

Ninguna cruz que Él no haya llevado.

Esto debe ser para nosotros motivo de aliento.

Cada uno de nosotros debe seguir las pisadas de Jesús,  poner nuestro pie en la huella que dejaron los pies de Jesús al precedernos por el camino.

Cuando Jesús usa su poder, lo hace para liberarnos del poder del enemigo, como en la sinagoga de Cafarnaún.

En este pasaje del evangelio, los demonios, reconocen en Jesús al Mesías, le dicen nosotros sabemos que eres el Santo de Dios.

Por eso nosotros, cuando decimos que creemos en Jesús, no decimos nada especial, porque también el demonio cree en Jesús, como vemos en este Evangelio. Lo realmente importante es que nosotros le creamos a Jesús, para así actuar como él nos mostró.

Dice el evangelio que Jesús exponía su doctrina con autoridad.

Esa autoridad surge de su vida, porque Cristo vivía lo que exponía.

Esto nos enseña que para predicar con autoridad, hay que vivir en conformidad con lo que se predica.

Nosotros debemos vivir lo que decimos y hablar de lo que vivimos.

No podemos hablar de la fe, si no vivimos en plenitud la fe.

No podemos pensar que somos discípulos de Jesús, si Él no es nuestro modelo.

La autoridad para hablar de Dios y de su Reino, nos la da nuestra vida. Si nuestra vida no es acorde con lo que decimos, no podremos convencer a nadie.

Por eso los padres, los educadores, tenemos una gran responsabilidad, porque la educación que trasmitimos a nuestros hijos, o a nuestros alumnos, no es lo que les decimos sino lo que somos.

Hoy vamos a reparar además en el hecho de que Jesús tiene autoridad sobre los demonios.

Los demonios, temen a Jesús, y se ven obligados a acatar sus órdenes.

Esto tiene que enseñarnos a nosotros a no temer la obra del demonio. El demonio existe, pero Jesús venció al demonio de una vez y para siempre.

Si nosotros no nos apartamos de Cristo, el demonio no tiene poder sobre nosotros. Podrá tentarnos, como tentó a Jesús, pero no podrá con nosotros,  porque somos de Cristo.

Comentario – Martes I de Tiempo Ordinario

Marcos 1, 21-28 

a) Todos estaban asombrados de lo que decía y hacía Jesús. Son todavía las primeras páginas del evangelio, llenas de éxitos y de admiración. Luego vendrán otras más conflictivas, hasta llegar progresivamente a la oposición abierta y la muerte.

Jesús enseña como ninguno ha enseñado, con autoridad. Además hace obras inexplicables: libera a los posesos de los espíritus malignos. Su fama va creciendo en Galilea, que es donde actúa de momento. Es que no sólo predica, sino que actúa. Enseña y cura. Hasta los espíritus del mal tienen que reconocer que es el Santo de Dios, el Mesías.

Fuera cual fuera el mal de los llamados posesos, el evangelio lo interpreta como efecto del maligno y por tanto subraya, además de la amable cercanía de Jesús, su poder contra las fuerzas del mal.

b) Nos conviene recordar que Jesús sigue siendo el vencedor del mal. O del maligno. Lo que pedimos en el Padrenuestro, «líbranos del mal», que también podría traducirse «líbranos del maligno», lo cumple en plenitud Dios a través de su Hijo.

Cuando iba por los caminos de Galilea atendiendo a los enfermos y a los posesos, y también ahora, cuando desde su existencia de Resucitado nos sale al paso a los que seguimos siendo débiles, pecadores, esclavos. Y nos quiere liberar. Cuando se nos invita a comulgar se nos dice que Jesús es «el Cordero que quita el pecado del mundo». A eso ha venido, a liberarnos de toda esclavitud y de todo mal.

Por otra parte, Jesús nos da una lección a sus seguidores. ¿Qué relación hay entre nuestras palabras y nuestros hechos? ¿Nos contentamos sólo con anunciar la Buena Noticia, o en verdad nuestras palabras van acompañadas -y por tanto se hacen creíbles- por los hechos, porque atendemos a los enfermos y ayudamos a los otros a liberarse de sus esclavitudes? ¿de qué clase de demonios contribuimos a que se liberen los que conviven con nosotros? ¿repartimos esperanza y acogida a nuestro alrededor?

El cuadro de entonces sigue actual: Cristo luchando contra el mal. Nosotros, sus seguidores, luchando también contra el mal que hay en nosotros mismos y en nuestro mundo.

«No se avergüenza de llamarlos hermanos» (1ª lectura, I)

«Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra» (salmo, I)

«Que el Señor te conceda lo que le has pedido» (1ª lectura, II)

«Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador» (salmo, II)

«El Señor levanta del polvo al desvalido» (salmo, II)

J. ALDAZABAL
Enséñame tus caminos 4

Música – Domingo II de Tiempo Ordinario

Entrada:  El Señor nos llama  (CLN A5);  En medio de nosotros (CLN A6)A ti levanto mis ojos CLN 526; Gloria a Dios para siempre. CLN A15
En latinOmnis terra adoret te (Gregoriano)
Salmo y Aleluya. Propio: Aquí estoy, Señor.
Ofertorio: : Señor todo os pertenece (Cantos varios)
Santo: 1CLN-I2.
Cordero de Dios: (CLN N1 0 N2)
Comunión: El Señor es mi luz (CLN 505); Oh Señor, delante de ti (Cantos varios) Altísimo Señor; Gustad y ved. (Cantos varios).
Final: Vosotros sois la luz del mundo (1 CLN-406)

Oración de los fieles – Domingo II de Tiempo Ordinario

Conscientes de que el Bautismo del Señor es ejemplo y guía para nosotros, como bautizados que somos, pedimos a Dios Padre que atienda las súplicas que le dirigimos este día con fe, esperanza y amor.

Y respondemos

R.- ESCÚCHANOS PADRE

1.- Por el Papa Francisco para que defienda con amor e inteligencia el gran legado del Concilio Vaticano II. OREMOS

2.- Por todos los obispos de la tierra para que sepan conducir a sus rebaños por sendas de paz, de justicia y solidaridad OREMOS

3.- Por todos los cristianos de cualquier confesión para que oren insistentemente por la unidad y especialmente en estos días del octavario por la Unidad de los Cristianos. OREMOS

4.- Por los inmigrantes que llegan a nuestro país, España, para que nunca les falte el apoyo y la hospitalidad de todos nosotros, ya que antes fuimos emigrantes. OREMOS

5.- Por los organismos internacionales y por los responsables políticos de todo el mundo para que luchen con eficacia contra las mafias que trafican con hombres y mujeres, forzados a emigrar. OREMOS

6.- Por los ancianos, los enfermos, los marginados, los que viven bajo el dominio de la droga o del alcohol, para que reciban la ayuda generosa de todos OREMOS

7.- Por nosotros, presentes en la Eucaristía, para que recibamos del Sacramento del Altar fuerza suficiente para perseverar en el seguimiento feliz del camino marcado por Jesús de Nazaret. OREMOS

Concédenos, Padre Nuestro, todo esto que te pedimos con mucho amor

Por Jesucristo Nuestro Señor


El que espera al Señor, con ansia será escuchado, como nos cuenta el Salmo de hoy. Así pues pedimos con esa confianza al Padre:

R.- SEÑOR, ATIENDE NUESTRA PLEGARIA.

1. – Por el Papa, los obispos y las personas que un día llamaste para consagrar su vida a la predicación de tu Palabra, para que sean siempre fieles al Espíritu. OREMOS

2. – Por los gobernantes y los que dirigen nuestros pueblos para que en todas sus actuaciones cumplan con la voluntad de Dios Padre. OREMOS

3. – Por los niños y los jóvenes para que escuchen la llamada de Dios y sepan difundir la buena noticia por todo el mundo. OREMOS

4. – Por todas las personas que se encuentran lejos de su hogar, para que se sientan acogidos y prosperen en la tierra que les recibe. OREMOS

5. – Por todos los que sufren algún mal, o están enfermos, para que sientan, que en ese momento de dificultad, el Señor también atiende sus súplicas. OREMOS

6.- Por todos los aquí reunidos para que, siguiendo el ejemplo de Bautista, demos testimonio de Cristo como Salvador del mundo. OREMOS

Señor, haz que este tiempo Ordinario que hoy comenzamos sirva para crecer a tu lado en Fe, Esperanza y Amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.

Comentario al evangelio – Martes I de Tiempo Ordinario

La lectura bíblica de este día sea abre con un himno grandioso al Creador del ser humano al que ha dotado de una grandeza y belleza única: “Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies.» En efecto, puesto a someterle todo, nada dejó fuera de su dominio”. El salmo refrenda con fuerza este mismo mensaje: “¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?”

En el texto del evangelio vemos a Jesús rodeado de unos discípulos e iniciando una actividad muy intensa. El evangelista Marcos ha querido resumir como en una jornada tipo, el programa básico de la actividad de Jesús. En esa jornada se da la lucha y la contemplación; el estar entre amigos y con la gente común; la atención a la miseria humana y la atención a Dios. El lugar geográfico donde todo esto tiene lugar es Cafarnaúm, a orillas del lago de Galilea.

Por otra parte, la acción de Jesús no se limita al local de la sinagoga, como lugar sagrado de la comunidad, sino que se extiende también al espacio privado de la casa –en Cafarnaúm está la casa de Pedro-, y llega hasta el descampado, donde también las multitudes le esperan.

La actuación de Jesús se caracteriza por una autoridad que sorprende y suscita en los que le escuchan el interrogante sobre el misterio de su persona.

La presencia del espíritu del mal sobre un hombre presente en la asamblea de la sinagoga bien puede ser como un símbolo también del pueblo judío, que lee las escrituras santas y practica el culto, pero no es capaz de liderar el combate contra el mal. Jesús, guiado por la autoridad y la fuerza que el Padre le ha dado, derrota sin atenuantes las fuerzas del maligno.

Contemplar a Jesús lleno de poder y de sabiduría nos tiene que mover a dejarnos enseñar por él y, a pesar de nuestros miedos y debilidades, no dudar nunca de que con Él la victoria sobre el mal es segura.

Ciudad Redonda

Meditación – Martes I de Tiempo Ordinario

Hoy es martes I de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Marcos (Mc 1, 21-28):

Jesús entró a Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios.»

Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre.» El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.

Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!» Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

En el Evangelio de hoy, vemos que “todos quedaban asombrados porque Jesús enseñaba como quien tiene autoridad”. Se vuelve a hablar del poder y de la autoridad de Cristo. Un poder que no es de este mundo, una autoridad que descoloca a los que creen que, por medio de los bienes, de las riquezas, lo tienen todo y creen que pueden exigir y despreciar a los pobres y a los sencillos.

Sin embargo, Jesús no poseía bienes, no era ostentoso como un rey, su autoridad venía de su propia vida en obediencia a la voluntad de Dios. “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”, les decía a sus discípulos, porque muchos se preguntaban con qué autoridad hablaba, su alimento, su autoridad, su corazón y amor eran fruto de hacer constantemente la voluntad de su Padre. En el evangelio, vemos cómo incluso el demonio que sale del hombre, reconoce que Jesús es el Hijo de Dios: “Tú eres el Santo de Dios”. La autoridad del Maestro es tan distinta a la autoridad de este mundo. Jesús tiene un poder concentrado absolutamente en el amor. Jesús no cura sólo con los signos, curando enfermos, resucitando muertos… Él sana los corazones, perdona los pecados, libera a cada hombre de la esclavitud y le devuelve la libertad y la paz del corazón.

Cuando nos dejamos mirar por Cristo, cuando permitimos que Él entre en nuestro interior y sane nuestras heridas, cambia nuestra vida. Es lo que le ocurría a tanta gente que pasaba por su lado, que tocaba su manto, que se dejaban mirar profundamente por Jesús, quedaban sanados. Este es el fruto de su autoridad.

Él es el Rey del universo, y quiere reinar también en cada uno de nosotros. Quiere reinar sobre el pecado en nuestra vida, reinar sobre nuestros miedos y sobre nuestros vacíos, Él quiere llenarnos de amor y alegría para que podamos amar a los demás como Dios mismo nos ama.

Sor Mihaela María Rodríguez Vera O.P.

Liturgia – Martes I de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA I SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: cualquier formulario permitido. Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-impar

  • Heb 2, 5-12. Convenía perfeccionar mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.
  • Sal 8. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
  • Mc 1, 21b-28. Les enseñaba con autoridad.­­

Antífona de entrada          Cf. Sal 64, 12
Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia.

Monición de entrada y acto penitencial
Comencemos, hermanos, la celebración de los sagrados misterios, en la que Jesús se hará presente entre nosotros por medio de su Palabra y del Pan y del Vino de la Eucaristía; y puestos en su presencia, confesemos humildemente nuestros pecados.

• Tú que eres bueno y compasivo. Señor, ten piedad.
• Tú que pasaste por el mundo haciendo el bien. Cristo, ten piedad.
• Tú que curas y salvas por completo. Señor, ten piedad.

Oración colecta
OH, Dios,
fuerza de los que en Ti esperan,
escucha nuestras súplicas,
y pues el hombre es frágil y sin tu ayuda nada puede,
concédenos la ayuda de tu gracia
para guardar tus mandamientos
y agradarte con nuestras acciones y deseos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Reflexión
Jesús se impone a sus contemporáneos por la forma nueva y autorizada de enseñar y por la manera de incursionar, victorioso, aun en el intrincado reino de Satanás. Definitivamente, nada podrá resistir a la poderosa intervención de quien –al ser reconocido casi con insolencia como un simple «Nazareno»– es también “reverenciado”, nada menos que como «el Santo

de Dios». Algo que han de confesar explícitamente y, a más no poder, incluso los mismos espíritus inmundos.

Oración de los fieles
Dirijamos ahora nuestras súplicas confiadas a Dios nuestro Padre.

1.- Por nuestra querida Iglesia, para que el Señor la ayude a continuar renovándose a sí misma, y de esta forma se mantenga caminando por los caminos del evangelio,  y para que sus miembros vivan el mismo evangelio como Buena Noticia de salvación, roguemos al Señor.

2.- Por los que dejan sus redes por seguir a Jesús, el Señor, para que vivan de tal manera el evangelio que lo hagan visible y tangible a los hermanos, roguemos al Señor.

3.- Por todos nosotros en nuestras comunidades, para que el Señor nos ayude a tomar en serio el evangelio y a vivirlo unidos íntimamente con el Señor, roguemos al Señor.

Señor, cuyo Hijo Jesucristo enseña con autoridad y sana con poder y amor, atiende nuestras plegarias y haz que, con la ayuda de tu gracia, no nos dejemos deducir jamás por el poder del maligno. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
EL sacrificio que te ofrecemos, Señor,
sea grato a tu mirada,
para que todos los que celebramos con alegría el comienzo de este año
merezcamos recorrer el resto, día a día, en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Heb 13, 8
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.

Oración después de la comunión
ACOMPAÑA, Señor,
al pueblo que ha participado en estos santos misterios,
para que, a lo largo de todo el año,
no se vean afectados por ningún peligro
los que confían en tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Beato Gregorio X, Papa

La personalidad de Teobaldo Visconti, que fue papa desde 1272 hasta 1276 con el nombre de Gregorio X, demuestra la verdad de la afirmación de san Pablo:

Dios elige lo que es débil al parecer de los criterios corrientes de los hombres, y sabe darle el vigor necesario para llevar a cabo su plan.

Hombre de natural retraído, especialista en derecho canónico, había nacido en Piacenza (Italia) hacia 1210. Nombrado sucesivamente diácono de la catedral de Lyón y arcidiácono de la de Lieja, coherente con la conciencia que lo asistía de su escasa experiencia pastoral, rechazó el obispado de su ciudad natal que le ofrecía el papa Inocencio IV.

Sin embargo, la Santa Sede le encomienda más tarde la predicación de una cruzada, con el objeto de recuperar los santos lugares para la cristiandad. Siendo ya un hombre mayor, recibió en Palestina, donde promovía el movimiento armado, la noticia de su designación como papa. Ordenado en Roma como presbítero y obispo, subió a la cátedra de Pedro el 27 de noviembre de 1272.

En aquellos años se organiza un concilio ecuménico en la ciudad de Lyon, del cual participan los griegos, con quienes no existía ya, desgraciadamente, comunión perfecta.

Las circunstancias políticas favorecieron una declaración de unidad por parte de aquella asamblea sinodal; pero este instrumento tuvo validez efímera, dado que la fórmula adoptada adolecía de imprecisión en sus términos.

Este fracaso de Gregorio X en sus propósitos nos recuerda que la cruz no puede estar ausente en el camino del que sigue a Cristo.

El fracaso crucifica los propios esfuerzos y los anhelos íntimos, pero nos conduce a levantar la mirada del Padre y su misericordia.

La unidad que intentó instaurar Gregorio era un bien inapreciable, por el cual pugna el Espíritu de Dios, animando a los que creen en un solo Señor Jesucristo. Pero las motivaciones humanas muchas veces, como esta vez, no están suficientemente purificadas para servir de vehículo eficiente al impulso del Espíritu.

La fugaz reunificación obtenida por el segundo concilio de Lyon ha quedado como memorial de que la unidad es posible entre los cristianos, en particular entre los de Oriente y Occidente; pero también de que su autor es Dios y no las conveniencias humanas.

Gregorio X murió, con las palabras del arcángel Gabriel en sus labios, el 10 de enero de 1276. Sobre su vida llena de amor a la oración y a la limosna escribió el papa Benedicto XIV.