Notas para fijarnos en el Evangelio

• Juan Bautista da testimonio de Jesús y le da dos títulos que nos ayudan a responder a la pregunta ¿quién es Jesús?

• En primer lugar dice de Jesús que es “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (29)

• Esta expresión “Cordero de Dios” nos resulta familiar ya que está incorporada a la celebración de la Eucaristía. Pero, por otra parte, nos es difícil de comprender.

• Hemos de situar la expresión en el contexto del tiempo de Jesús. La noche de Pascua (Éx 12) en la que era inmolado el cordero, signo y expresión de la libertad que Dios dio a su pueblo con la salida de Egipto, tra su paso por el Mar Rojo. Dios le dio a su pueblo la libertad y una tierra donde habitar.

• El profeta Jeremías cuando se ve perseguido se compara a un manso cordero llevado al matadero. (Jr 11,19)

• O como anuncia el profeta Isaías del futuro Mesías: que lleva nuestras enfermedades y había tomado sobre él nuestros sufrimientos. (cf. Is 53)

• En el Apocalipsis el cordero (que representa a Jesucristo) es tema central “El cordero que está degollado merece todo poderío y riqueza, saber y fuerza, honor y alabanza” (Ap. 5, 12).

• Jesús es el nuevo cordero que nos da la verdadera libertad de las hijas e hijos de Dios, el cordero que se ofrece a Dios Padre. Cordero que extirpa, quita de raíz el pecado.

• Con todo ello, Dios nos está llamado a cooperar con Él para arrancar el pecado del mundo.

• Motivo este de acción de gracias, Jesús ha sufrido por nosotros, ha cargado sobre sus hombros las penas que merecen nuestros pecados.

• Sobre Jesús, nos dice el texto, se ha posado el Espíritu Santo (33) que le acompañará a lo largo de su vida pública. También la Iglesia y cada uno de nosotros somos morada del Espíritu Santo. La Iglesia es conducida por el Espíritu Santo.

• El segundo título sobre Jesús que nos ofrece san Juan es “Hijo de Dios”, que ya aparece en el momento del Bautismo. Un poco como haciendo una solemne proclamación de fe san Juan nos dice: ”Y yo lo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios” (34).

• El Evangelio de san Marcos empieza diciendo: “Comienzo de Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1) y casi al final de este mismo Evangelio aparece la misma afirmación: “Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expiado de esta manera, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15, 39). Entre esta afirmación del principio y la del final trascurre todo su Evangelio.