En el Evangelio de la Misa de hoy, San Marcos nos dice que Jesús llegó a Cafarnaún y en seguida se supo que estaba en casa, y se juntaron tantos que no había más sitio.
También cuatro amigos fueron a la casa llevando a un paralítico, pero el gentío les impidió entrar. Entonces llegaron hasta el techo y descolgaron la camilla delante de Jesús.
El apostolado es algo parecido: poner a los amigos y conocidos delante de Jesús, a pesar de las dificultades que puedan aparecer. Dejaron al amigo delante de Jesús. Después el Señor hizo el resto, lo realmente importante: curó el alma y el cuerpo del paralítico.
Los cuatro amigos ya conocían al Señor, y su esperanza era tan grande que Jesús hace el milagro precisamente por la confianza que demostraron. La fe de los amigos suple y completa la fe del paralítico. El Evangelio nos dice que al ver Jesús la fe de ellos, realizó el milagro. No se menciona explícitamente la fe del enfermo, se insiste en la de los amigos. Vencieron obstáculos que parecían insuperables: debieron convencer al enfermo. Debían tener una gran confianza en Jesús, pues sólo el que está convencido, convence. Cuando llegaron a la casa, estaba tan repleta de gente que, al parecer, ya nada se podía hacer en ese momento. Pero no se dieron por vencidos. Superaron este inconveniente con decisión, con ingenio y un poco de audacia. Lo importante era el encuentro entre Jesús y su amigo; y para que se realice ese encuentro ponen todos los medios a su alcance.
El Evangelio de hoy nos deja una gran enseñanza sobre el apostolado que nosotros debemos hacer. También nosotros encontramos dificultades más o menos grandes. Pero si tenemos el propósito firme de poner a nuestros amigos y conocidos frente al Señor, contaremos con su ayuda para lograrlo.
Santo Tomás dice que este paralítico simboliza al hombre que está alejado de Dios; lo mismo que el paralítico no puede moverse. Los que llevan al paralítico representan a los que, con su consejo, con su apostolado, lo acercan a Jesús.
El Señor se alegró con la audacia de estos cuatro amigos que no se echaron atrás ante las primeras dificultades ni lo dejaron para una ocasión más oportuna.
Pidamos a María que nos ayude a poner el mismo interés y decisión que los cuatro amigos del Evangelio para acercar a todos y ponerlos delante del Señor.