A vino nuevo, odres nuevos
Invocación al Espíritu Santo:
Envía, Señor, a nuestros corazones la abundancia de tu luz, para que, avanzando siempre por el camino de tus mandatos, nos renovemos interiormente con tu presencia, y nos llenemos de gozo al estar contigo. Amén.
Lectura. Marcos capítulo 2 versículos 18 al 22:
En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?”.
Jesús les contestó: “¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el esposo está con ellos? Mientras está con ellos el esposo, no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el esposo les será quitado y entonces sí ayunaran.
Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porqué el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).
Indicaciones para la lectura:
No hay razón para estar tristes y por eso es el ayuno signo de luto y penitencia queda abolido, mientras él esté presente. Jesús como novio que abre el tiempo de gozo y de la salvación definitiva. La presencia de Jesús exige que los hombres se renueven de forma radical, no solo una adaptación de los viejos esquemas, es necesaria la renovación del interior. ¡A vino nuevo, odres nuevos!
Meditación:
El discípulo, además de ser incluyente, debe vivir sus prácticas religiosas desde la novedad que trajo Jesús de vivir desde la Buena Nueva. Con Jesús llega una nueva manera de comprender las prácticas religiosas; no debería ser la tristeza o el sufrimiento la principal característica del discípulo, sino la alegría por vivir. Llama la atención que Jesús, en lugar de ayunar como algunos fariseos y los seguidores de Juan el Bautista (v. 18), más bien es ubicado comiendo con diversos grupos, especialmente con publicanos y pecadores (versículos. 15-17). Más aún, el ayuno no parece ser una de sus prácticas más comunes (Marcos 2, 18-19). Sin embargo, esto no quiere decir que Jesús nunca haya ayunado (Mateo 4, 1-11; Lucas 4, 1-13); incluso recomendó ayunar siempre y cuando se hiciera con buenas intenciones (Mateo 6, 16-18) y teniendo como marco de referencia indispensable el Reino.
Para Jesús toda práctica o costumbre religiosa debe guardar una relación profunda con la aspiración más profunda de felicidad que tiene todo ser humano.
Preguntémonos si nuestras prácticas religiosas reflejan una obsesión enfermiza de sólo cumplir algo para tranquilos. ¿De qué manera podemos impregnar nuestras prácticas o costumbres religiosas de la Buena Nueva y del auténtico deseo de felicidad? Busquemos un compromiso.
Oración:
Señor, haz que nuestros corazones sean fuertes, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos, aunque nos duelan los cambios que son necesarios para nuestro camino a la santidad, dando testimonio y siempre te reconocemos como Señor y dueño de todo. Amén.
Contemplación:
¿Por qué el vino? A vino nuevo odres nuevos, si los elementos esenciales para celebrar la eucaristía son el pan de trigo y el vino de vid (Catecismo de la Iglesia Católica numeral 179). Es el mismo Cristo que se entrega por nosotros, Él da la vida por nosotros, por qué no hacer un cambio radical desde el interior si lo dio todo.
Oración final:
Señor, hoy me invitas a dejar lo viejo, lo desgastado, la rutina. Me propones desprenderme del espíritu deteriorado y débil con el que a veces vivo mi fe. Me llamas a más, a estar en pie de lucha con un amor y un fervor renovado. Para que mi amor sea nuevo cada día debe alimentarse en la oración y en los sacramentos, por eso pido la intercesión de tu santísima Madre, para me ayude a renovar hoy mi amor por ti, para que me ayude a buscar continuamente mi renovación interior.
Propósito:
Pedir a la Virgen María que interceda por mí, para que sepa conservar y aumentar mi fe. Con ánimo renovado, tener más comprensión y tolerancia con los demás.