Jesús y sus familiares
Invocación al Espíritu Santo:
Ven, Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Tú eres la fuerza que vigoriza nuestro trabajo. Tú, el aliento que vivifica nuestra alma. Tú, la luz que ilumina nuestra mente, Tú, el motor de nuestras obras. Danos docilidad para seguir tus mandatos y que gocemos siempre de tu protección. Amén.
Lectura. Marcos capítulo 3, versículos 20 al 21:
Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).
Indicaciones para la lectura:
Jesús regresa del monte a la casa, de la cercanía de Dios a la proximidad con los hombres. La multitud sigue necesitándolo, y él continúa entregándose a ella. Pero ahora surgen críticas de sus propios parientes, a quienes apoyan de buen agrado los maestros de la ley. Si los parientes consideran que Jesús está trastornado, los maestros de la ley, más sutilmente, emiten un diagnóstico mucho más sofisticado: que es agente de satanás.
Meditación:
En aquel tiempo volvió Jesús con sus discípulos a casa y se juntó tanta gente, que no los dejaban ni comer. Sus parientes fueron a hacerse cargo de él, pues consideraban que estaba fuera de sí.
Jesús vuelve a casa. El lugar en el que la vida de familia sigue igual; pero su vida, no. La vida de Jesús ha modificado su entorno más cercano. Su ministerio empieza a producir el desafío y el rompimiento con el orden establecido, con las autoridades judías.
La comunidad está dividida: muchos lo siguen porque han oído sus obras; otros, porque dudan del sistema político y social del pueblo, y no entienden bien la sociedad alternativa que Jesús quiere lograr.
Van a su casa para cerciorarse de que Jesús tenga elementos para enfrentar a las autoridades. Debió ser gente como nosotros, que no estamos del todo contentos con la manera en que transcurre la sociedad y el actuar de nuestros representantes.
Al centro aparece la duda: ¿Jesús está fuera de sí, es decir, loco? Jesús no resuelve sus dudas. Seguirá llamando a construir un nuevo Israel y a liberarse de toda ideología. En último término, gente indefinida como ésta, subirá al Gólgota para crucificarlo. Desde entonces, como hasta ahora, parece que tememos rebasar los límites de lo “razonable” y vivir de manera diferente.
¿Cuánto tiempo hace que no me muevo por grandes convicciones? ¿Cuánto tiempo que no me rebaso en lo superficial para encontrar lo esencial de mi vida y de mi familia?
Sus parientes pensaron que se había vuelto loco, porque el proyecto de Jesús hizo relativo todo, incluso la vida privada de casa. ¿En qué podemos tomar una opción fundamental, parecida a la de Jesús?
Oración:
Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra nos ayudes a liberarnos de la esclavitud del pecado, te alabemos constantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Amén.
Contemplación:
Jesús junto con su palabra también realiza milagros en donde expulsa los demonios para atestiguar que el reino está presente en él, el Mesías. Si bien cura a las personas, él no ha venido a abolir los males de esta tierra, sino ante todo para liberarnos de la esclavitud del pecado. La expulsión de los demonios anuncia que su Cruz se alcanzará victoriosa sobre “el príncipe del mundo” (Catecismo de la Iglesia Católica numeral 108).
Oración final:
Señor, yo tampoco quiero dar importancia al «qué dirán» ni quiero dejarme influenciar por el ambiente, desgraciadamente cada vez más alejado de tu verdad y de tu amor. No me debe interesar el grado de popularidad, ni la simpatía que mi estilo de vida pueda provocar en los demás. Yo sólo quiero que mi testimonio acerque a más personas a tu amor, por ello dame la luz para saber ser ese imán, no para mi vanagloria, sino únicamente para tu gloria, Señor.
Propósito:
Quiero dar testimonio de tu palabra anunciando tu cruz para abolir la esclavitud de nuestros pecados.