San Vicente de Zaragoza

San Valerio, obispo de Zaragoza, instruyó en las ciencias sagradas y lo ordenó diácono para que instruyera y predicara al pueblo, a pesar de que era todavía joven. El año 303 el gobernador Daciano hizo arrestar a Valerio y Vicente, siendo trasladados poco después a Valencia, donde el gobernador los dejó largo tiempo en prisión sufriendo hambre y otras torturas. Poco después, Daciano se contentó con desterrar a Valerio, pero decidió hacer flaquear a Vicente. San Agustín asegura que solo con la gracia de Dios, el santo pudo soportar todas las torturas que el cruel temperamento del procónsul pudo imaginar. Finalmente, el santo lleno de heridas y casi agonizante se le permitió ser visitado por algunos fieles, quienes lo colocaron en el lecho preparado, donde Vicente entregó su alma a Dios