1.- También nosotros tenemos nuestras bienaventuranzas. Nosotros llamamos dichosos:
–al que tiene mucho dinero
–al que le toca el quinielón (1)
–al que tiene influencia y poder
–al que por ser famoso aparece en las revistas y en la televisión
–al que goza de la vida y se divierte en grande
–al que no tiene problemas
–al que no se complica la vida con preocupaciones ajenas.
Estas son nuestras bienaventuranzas. Vuestras y mías. Y si no lo son todas, si algunas de ellas. ¿O no?
O Jesús se engaña o nos engañamos nosotros, porque Jesús dice que son más felices los pobres, los desprendidos, que los que viven esclavos del ansía de tener.
**los mansos (no dice los apocados, porque mansedumbre y energía no están reñidos) que los vengativos o los que guardan todas
**los que lloran con el que llora, que los encerrados en su propio egoísmo y felicidad
**los que tienen hambre de equidad, de que todos seamos hermanos, que los hambrean por dominar a los demás.
**los que imitan a Dios rico en misericordia con su mano siempre extendida para apoyo del que Le necesita, que el que se cruza de brazos ante la miseria material o espiritual de los demás.
**los sinceros, los íntegros de corazón, los que no han convertido su corazón en cloaca, porque no hay dicha en el dolo, la mentira, la impureza.
++que es más feliz el que siembre paz entre los desavenidos, que el que fomenta rencillas.
++que es infinitamente feliz el que por pasar por el mundo dejando estela de luz, es incomprendido y hasta perseguido y asesinado.
¿Tendremos que llevar a Jesús ante los tribunales por falsa propaganda, por prometer la felicidad por causas que no la producen?
2.- En otras palabras: lo que Jesús nos viene a decir es que todas esas felicidades nuestras son infantiles.
–y que el niño se divierta con su juguete no es malo, lo malo es que ese niño crezca y siga jugando sin poner interés por las cosas propias de su edad.
–los niños de dos o tres años son majísimos, son muñecos, lo malo sería que al paso de los años ese niño siguiera siendo un muñeco.
–lo malo es querer crecer en falso para aparentar la altura que no se tiene, es ponerse zancos para crecer sin crecer, es ponerse una gran cabezota para aparentar más inteligencia.
–es convertir la vida en una gran mascarada de gigantes y cabezudos que acaba en un rincón de la vida donde se amontonan olvidados los zancos, la cabezota y los harapos con que tratamos de encubrir nuestra pequeñez
–cuando nuestra felicidad no viene de dentro de nuestro corazón acaba vacío como piso desalquilado y abandonado.
3.- Nuestra propia experiencia nos dice que Jesús no nos engaña en la propaganda del artículo que nos vende.
**porque todos somos más felices dando al que necesita, que ansiando tener más.
**perdonando que buscando venganza
**tratando de mantener la paz familiar que echando leña al fuego.
Esta es la felicidad del Reino de Dios, que es Reino de Justicia de amor y de paz.
José María Maruri, SJ
(1) En España, las quinielas son las apuestas deportivas benéficas referidas al fútbol