Liturgia – Domingo IV de Tiempo Ordinario

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Misa del domingo (verde)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Gloria. Credo. Prefacio dominical.

Leccionario: Vol. I (A)

  • Is 8, 23b-9, 3. En Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande.
  • Sal 26.El Señor es mi luz y mi salvación.
  • 1Cor 1, 10-13. 17. Decid todos lo mismo y que no hay divisiones entre vosotros.
  • Mt 4, 12-23.Se estableció en Cafarnaún, para que se cumpliera lo dicho por Isaías.

Antífona de entrada          Sal 105, 17

Sálvanos, Señor. Dios nuestro, reúnenos de entre los gentiles: daremos gracias a tu santo nombre, y alabarte será nuestra gloria.

Monición de entrada
Hemos venido aquí, hermanos, para celebrar la fiesta de la Eucaristía, donde todos nos sentimos llamados y convocados por el mismo Padre. Aquí no sobra nadie, al contrario, todos somos queridos, todos somos necesarios. Seguro que tendremos que cambiar ideas y prácticas, pero también ahí nos sigue ayudando el Dios de la Vida en quien creemos.

Y para vivir acogiendo la felicidad y la gracia que se nos dan, hemos de esforzarnos en hacer nuestro el programa de Jesús, ese estilo de vida basado en las bienaventuranzas, que sigue siendo un reto para valientes y decididos. Que la Eucaristía sea la fuerza que nos ayude a vivir el men­saje de las bienaventuranzas, el mensaje de Jesús.

Acto penitencial
Confiados en el Amor del Padre, reconocemos nuestras limitaciones y pedimos su perdón:

• Cuando nuestra confianza se basa sólo en el prestigio social, en la gran­deza aparente, pero no en Dios. SEÑOR, TEN PIEDAD.
• Cuando nos gloriamos de nuestro saber, pero no de la debilidad que nos hace fuertes en Dios. CRISTO, TEN PIEDAD.
• Cuando creemos que las bienaventuranzas son algo inalcanzable, reser­vado para unos pocos. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y tu perdón, como lo esperamos de ti. Por Jesucristo.
Oración colecta
SEÑOR, Dios nuestro,
concédenos adorarte con toda el alma
y amar a todos los hombres con afecto espiritual.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre, por Jesucristo, su Hijo amado, nuestro hermano. Oremos diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.

1.- Por el papa Francisco, por nuestro obispo, y por los obispos de todo el mundo. Y también por los presbíteros, por los diáconos, por todos los que tienen responsabilidades en la Iglesia. OREMOS:

2.- Por los religiosos y religiosas, monjas y monjes, vírgenes consagradas y miembros de los institutos seculares, por la fidelidad y entrega de su vocación y por el buen testimonio del Amor de Dios. OREMOS:

3.- Por los catequistas, por los responsables de los movimientos, por los que ayudan a los demás en el crecimiento de la fe, por los que trabajan en la difusión del Evangelio. OREMOS:

4.- Por las personas mayores de nuestra parroquia, que son entre nosotros luz de sabiduría y estímulo de amor y fidelidad. OREMOS:

5.- Por los que se dedican a la ayuda de los hermanos necesitados, por los que luchan por la justicia y por la paz, por los que ofrecen su servicio en los países más pobres. OREMOS:

6.- Por los que no tienen lo necesario para vivir. OREMOS

7.- Por nosotros, que nos hemos reunido hoy para celebrar la Eucaristía, y por nuestros familiares y amigos. OREMOS:

Escucha, Padre, nuestras plegarias y llénanos de tu Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas

PRESENTAMOS, Señor, estas ofrendas en tu altar
como signo de nuestro reconocimiento;
concédenos, al aceptarlas con bondad,
transformarlas en sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 30, 17-18

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia, Señor, no quede yo defraudado tras haber acudido a ti.

     O bien:          Mt 5, 3-4
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Oración después de la comunión

ALIMENTADOS por estos dones
de nuestra redención,
te suplicamos, Señor,
que, con este auxilio de salvación eterna,
crezca continuamente la fe verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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