Cumpliendo el mandamiento de Dios, damos testimonio de su Reino
Invocación al Espíritu Santo:
Ven, Espíritu Dios Creador, y visita el hogar de tus fieles, haz un templo de gracia su pecho con el don de tu santa presencia.
Tú, el amor que consuela a los hijos como eterno regalo del Padre, Caridad, Fuente viva de gracia, Llama eterna de amor verdadero.
Ilumine tu luz nuestros ojos, y tu amor se derrame en el alma, tu poder nos sostenga en la lucha y renueve las fuerzas cansadas.
Lectura. Marcos capítulo 7, versículos 1 al 13:
Se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros de mayores?” (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus de mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contestó: “Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, ¡pero su corazón está lejos de mí! Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.
Después añadió: “De veras son ustedes muy hábiles para violar el mandamiento de Dios y conservar su tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre. El que maldiga a su padre o a su madre, morirá. Pero ustedes dicen: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Todo aquello con que yo te podría ayudar es corbán (es decir, ofrenda para el templo), ya no puede hacer nada por su padre o por su madre’. Así anulan la Palabra de Dios con esa tradición que se han transmitido. Y hacen muchas cosas semejantes a ésta”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee dos o más veces el texto, hasta que se comprenda).
Indicaciones para la lectura:
La gente se reúne de nuevo alrededor de Jesús, y se abre el segundo ciclo de la sección de los panes, sus adversarios no se atreven a enfrentarse con Jesús o con la gente, por eso eligen a los discípulos como blanco de sus críticas. Pero Jesús sale decididamente en su defensa, argumentando desde la escritura y desde el modo de actuar de los fariseos, pone de manifiesto la hipocresía de su observancia realística y concluye con una instrucción a la muchedumbre, estableciendo el principio de la auténtica moralidad: una moralidad fundamentada, no en una piedad externa y ritualista, sino en el corazón y en la decisión consciente del hombre.
Meditación:
La vida podría convertirse en un cumplimiento meticuloso de la ley, normas, compromisos, como hacían los fariseos y judíos. Pero valdría preguntarse en medio de tanta exigencia personal ¿por qué? ¿Por qué tanto empeño y dedicación para ser fieles? ¿Realmente cumplían de esa manera para agradar a Dios? Por la actitud de Jesús su fidelidad era incienso que en lugar de agradar a Dios los alababa a ellos mismos.
Sólo a Dios hay que dar culto, y el verdadero culto consiste en la caridad y amor a Dios, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 2095. Debe ser aquí, por tanto, donde florezca la exigencia por ser fieles a los compromisos.
El santo Padre, Juan Pablo II escribió que ser cristiano no es en primer lugar cumplir una cantidad de compromisos y obligaciones sino dejarse amar por Dios.
De esta manera, hemos de buscar a Dios para que nuestra jornada no se convierta en una serie de actividades, compromisos, obligaciones sin sentido, porque se tienen que hacer, hechos en ocasiones sin saber por qué se hacen, sino que sean nuestros días un continuo ofrecimiento a Dios de nuestras acciones.
Oración:
Señor Jesús hazme recordar el compromiso que tengo de servirte, ayúdame a no tener otra ley más que la tuya, la que me salve, la que me dé aliento de vida. Tú quieres que no me pierda en las leyes humanas, que no me confunda ninguna cosa terrena, que no me enamore de ellas, Señor te pido tu protección y tu apoyo para saber discernir tus leyes en medio de tantas leyes humanas que están en contra de tu ley de amor.
Contemplación:
El énfasis en la experiencia personal y lo vivencial nos lleva a considerar el testimonio como un componente clave en la vivencia de la fe. Los hechos son valorados en cuanto son significativos para la persona. En el lenguaje del testimonio podemos encontrar un punto de contacto con las personas que componen la sociedad y de ellas entre sí.
Oración final:
Señor, te pido perdón por mis impaciencias, por mis juicios temerarios sobre los otros, por las veces que no he sido compasivo con los demás, por el sufrimiento que haya podido provocar en los que me rodean. Dame un corazón solicito, misericordioso, caritativo como el tuyo. Gracias por ayudarme a confirmar que esto sólo lo puedo lograr si practico la justicia y caridad, principalmente en mi propia familia.
Propósito:
Dominar mi soberbia y deseo de dominio para dar a Cristo el lugar que le corresponde en mi vida.