¿Por qué esta generación reclama un signo?
Invocación al Espíritu Santo:
Ven oh Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y todo será de nuevo creado, y se renovará la faz de la tierra. Oh Dios, que has instruido e iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que este mismo Espíritu nos haga gustar y amar el bien, y siempre nos llene del gozo de sus consuelos divinos. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura. Marcos capítulo 8 versículos 11 al 13:
Se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.Jesús suspiró profundamente y dijo: “¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal”.
Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda). Indicaciones para la lectura:
La comunidad a la que escribe Marcos era perseguida, lo que hacía tambalear su fe. Para darles ánimo, el evangelista señala que todos somos humanos y necesitamos el apoyo de Dios para comprender el mensaje del Evangelio.
Meditación:
Las señales que Cristo ha venido dando a los fariseos no han hecho ninguna mella. Ellos son los que le piden al Señorseñales del cielo para creerle, y que hasta en el momento de la agonía en la cruz, no se cansan de repetir que “si baja de la cruz, entonces sí le creerán”
No puede ser que el hombre sea tan ciego para no ver todas las señales que Cristo ha hecho, y todas las señales que sigue haciendo, como son el milagro de la Eucaristía, que un hombre pueda perdonar los pecados, en los sacramentos… Aun así, nos lamentamos pidiéndole que haga algún milagro en nuestras vidas, para que creamos que está allí presente apoyándonos en cada momento.
Lo que más necesitamos es creer con sencillez para ver a los milagros que en cada iglesia, que cada sacerdote va haciendo sin darnos cuenta de ello. Por ello pidamos le al Señor que nos dé fe en este día para vivir más cercanos a Cristo.
Oración:
Gracias, Padre, porque nos diste a Jesús, tu Hijo, que en su misterio pascual de muerte y resurrección es el signo personal de tu amor hacia nosotros. Él nos mostró sobradamente que tú nos amas. Su persona, su palabra y su pan son para nosotros la señal perenne de su elección. En respuesta, tú quieres un amor libre, amor de hijos, no de esclavos abrumados por el peso de tu poder. Líbranos, Señor, de la tentación de pedirte pruebas de tu ternura para creer y convertirnos; y danos un corazón nuevo para alabarte por siempre. Amén.
Contemplación:
Catecismo de la Iglesia Católica numeral 548: Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe. Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios. Pero también puede ser ocasión de escándalo. No pretenden satisfacer la curiosidad ni lo deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos; incluso se le acusa de obrar movido por los demonios.
Oración final:
Padre Santo, al contemplar el sacrificio de tu Hijo en la cruz, puedo encontrar la gran señal que me comprueba la grandeza de tu amor. Permite que esta oración me lleve a contemplarte plenamente en cada celebración de la Eucaristía. Esa es la gran señal, el más grande milagro. Que nunca sea indiferente ni se convierta la misa en un acto de piedad, sino una relación real a mi vida y a mi oración.
Propósito:
Aceptar con fe y amor, como María, la voluntad de Dios.