¡El punto de referencia de toda moral es el mismo Dios!
Sed santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. Las prescripciones que se recogen en este capítulo 19 atañen a todo el pueblo. La santidad según la Escritura tiene un sentido más amplio que el uso que se hace en teología y en la espiritualidad. La santidad de Dios queda esclarecida cuando se realiza su proyecto. Y siempre tiene un sentido comunitario con consecuencias para la vida cotidiana y para la vida cultual. La santidad es uno de los atributos esenciales del Dios de Israel (Lv 11,44-45; 19,2; 20,7.26; 21,8; 22,32s). La primera idea que sugiere este atributo es el de la sepa ración, trascendencia, inaccesibilidad y fidelidad de Dios (Os 11). Dios es el Otro que trasciende al hombre y a todo el mundo creado y al que no le alcanzan las debilidades humanas. En el antropomorfismo de Israel no se habla nunca de las miserias de Dios, y menos en el orden moral. Sí se habla de la compasión de Dios y las entrañas de misericordia; se habla incluso de la cólera de Dios pero en sentido de celo por su honor. ¡No a la venganza y al rencor! En la legislación de Israel se atempera el impulso de venganza que existía en la antigüedad.
Fray Gerardo Sánchez Mielgo