Liturgia – Jueves VI de Tiempo Ordinario

JUEVES DE LA VI SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde).

Misal: Cualquier formulario permitido, Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Gen 9, 1-13. Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra.
  • Sal 101. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.
  • Mc 8, 27-33. Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.

Antífona de entrada          Cf. Jr 31, 3; 1Jn 2, 2
Con amor eterno nos amó Dios; envió a su Hijo único como víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Monición de entrada y acto penitencial
El evangelio de hoy nos dice que un día Jesús preguntó a sus discípulos quién pensaban que era él, y Pedro dijo: Tú eres el Cristo, es decir el Salvador prometido. Pero cuando Jesús les dijo que él salvaría a su pueblo por su sufrimiento y muerte antes de su resurrección, Pedro protestó. No podía aceptar la figura de un Señor sufriente. — A nosotros también nos es difícil aceptar el dolor y la contradicción. Nos quejamos y protestamos: “¿Por qué yo;  por qué a mí?”  Pero tenemos que aprender de Jesús que el dolor y la dificultad son parte de nuestra vida y, con frecuencia, son también el camino para la vida y la alegría. Personas que han sufrido por los otros comprenden bien lo que significa amar.

Yo confieso…

Oración colecta
OH Dios,
que quisiste dar pastores a tu pueblo,
derrama sobre tu Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza,
que suscite dignos ministros de tu altar
y los haga testigos valientes y humildes de tu Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Reflexión
Con la profesión de fe de Pedro culmina la previa y gradual auto-revelación que Jesús ha venido ofreciendo a los suyos. Y aquí, de inmediato, se introduce el tema más amplio del «Mesías sufriente», con el consiguiente escándalo que en él va implícito. Este tema –de honda raigambre profética (Cfr. Isaías capítulos 42 y 53)– sólo vendrá a aclararse a la luz de la pasión, muerte y resurrección del Señor. La interrogante que Jesús planteó en su momento a sus discípulos sigue abierta. Ella, hoy como ayer, sigue esperando la adecuada y comprometida respuesta de nosotros los creyentes.

Oración de los fieles
Elevemos nuestras súplicas confiadas al Dios del cielo, pidiéndole que nos conceda la luz del Espíritu Santo para comprender sus designios.

1.- Por la Iglesia, para que no se avergüence de predicar a Cristo crucificado y de ser humilde con él y como él, roguemos al Señor

2.- Por los rezagados y atrasados en la vida,  por los pequeños “que no cuentan”, para que no sean pisoteados por los importantes y poderosos, roguemos al Señor.

3.- Por los que no saben adaptarse a la vida, por aquellos cuyas ideas o conducta no compartimos, para que sepamos respetarlos y tengamos un corazón y un lugar para ellos, roguemos al Señor.

Dios y Padre nuestro, que nos ha enviado a tu Hijo Jesucristo como Mesías; acoge la oración de tus hijos y llena el mundo con la luz de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
CONCÉDENOS, Dios misericordioso,
que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
bebamos con fe en la fuente de la misericordia
y nos mostremos cada vez más misericordiosos con nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 102, 17
La misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre para aquellos que lo temen.

Oración después de la comunión
SEÑOR,
alimentados con el pan de la mesa celestial te pedimos que,
por este sacramento de amor,
germinen las semillas que esparces
generosamente en el campo de tu Iglesia,
de manera que sean cada vez más numerosos
los que elijan el camino de servirte en los hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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