El verdadero seguimiento a Cristo
Oración inicial:
Señor, te rogamos que en este momento de meditación alumbres nuestro entendimiento y abras nuestro corazón, para recibir tu mensaje y nos encamine a la única verdad que nos viniste a dar, para así poder proclamar tus enseñanzas mediante nuestro testimonio de vida. Amén.
Lectura. Lucas capítulo 9 versículos 22 al 25:
Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo; “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome sucruz de cada día y me siga.
Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ese la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?”
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).
Indicaciones para la lectura:
Lucas intentó responder a una situación que la comunidad necesitaba de conversión y lo hiso mediante el mensaje de Jesús en su vida cotidiana y convivencia con sus discípulos.
Lucas hace ver el alcance universal de la salvación divina, mediante la persona de Cristo.
Jesús aparece con el centro de toda la historia. En él se ha manifestado plenamente la salvación de Dios, es así que Lucas trasmite a su comunidad la riqueza del misterio de Jesús, recalcando que Jesús es el Mesías.
Este anuncio de Jesús es acerca de la exigencia de su seguimiento y condiciones al discipulado.
Meditación:
El camino que Cristo propone es difícil. Pero ¿qué es aquello que ha movido a tantos hombres y mujeres a seguir a alguien que predica todo lo contrario que el mundo de hoy ofrece? Es cierto, que hay algo de locura en esto. Una locura que experimentan solo quienes han conocido a Cristo y, por consiguiente, le han experimentado vivo y enérgicamente atractivo.
Por algo el Papa Juan Pablo II gritaba con ardor en sus labios: “¡Aban de par en par las puertas a Cristo! ¿Qué temen? Tengan confianza en él. Arrísquense a seguirlo. Esto exige, evidentemente, que salga de ustedes mismos, de susrazonamientos, de su “prudencia”, de su indiferencia, de su suficiencia, de sus costumbres no cristianas que quizá hayan adquirido.
Dejen que Cristo sea para ustedes el camino, la verdad y la vida. Dejen que sea nuestra salvación y nuestra felicidad.”
Oración:
Señor, hoy he descubierto que tu seguimiento implica voluntad y sacrificio, ayúdame cuando mi cruz se haga pesada, lléname de tu amor para así poder seguir tus caminos que me llevarán a encontrar la verdadera paz y el consuelo de mi corazón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Contemplación:
El catecismo de la Iglesia Católica nos dice en el numeral 1533: El bautismo, la confirmación y la Eucaristía son los sacramentos de la iniciación cristiana. Fundamentan la vocación común de todos los discípulos de Cristo, que es vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. Confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu en esta vida de peregrinos en marcha hacia la patria.
Numeral 2544: Jesús exhorta a sus discípulos a preferirle a él respeto a todo y a todos y les propone “renunciar a todos sus bienes” por él y por el evangelio. Poco antes de su pasión les mostró como ejemplo la pobre viuda de Jerusalén que, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir. El precepto del desprendimiento de las riquezas es obligatorio para entrar en el Reino de los cielos.
Numeral 14: El reto fundamental que tenemos que afrontar, es mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que este.
El documento de Aparecida nos dice: No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en la Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante, todas las dificultades y resistencias. Este es el mejor servicio ¡su servicio! Que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y naciones.
Oración final:
Jesucristo, estoy dispuesto a seguirte por este camino hermosísimo de ser cristiano. Ante todo, lo que tú has hecho por mí, no encuentro otro camino para corresponderte que rendirme a tus pies para aprender de ti, para vivir lo que tú viviste. Sé que este camino entraña abnegación y sacrificio, y será fecundo sin comparaciones si busco encontrarte.
Propósito:
Sobrellevaré con gozo las contrariedades y dificultades que forman mi cruz de este día.