Lectio Divina – Jueves después de Ceniza

El verdadero seguimiento a Cristo

Oración inicial:

Señor, te rogamos que en este momento de meditación alumbres nuestro entendimiento y abras nuestro corazón, para recibir tu mensaje y nos encamine a la única verdad que nos viniste a dar, para así poder proclamar tus enseñanzas mediante nuestro testimonio de vida. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 9 versículos 22 al 25:

Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo; “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome sucruz de cada día y me siga.

Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ese la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?”

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Lucas intentó responder a una situación que la comunidad necesitaba de conversión y lo hiso mediante el mensaje de Jesús en su vida cotidiana y convivencia con sus discípulos.

Lucas hace ver el alcance universal de la salvación divina, mediante la persona de Cristo.

Jesús aparece con el centro de toda la historia. En él se ha manifestado plenamente la salvación de Dios, es así que Lucas trasmite a su comunidad la riqueza del misterio de Jesús, recalcando que Jesús es el Mesías.

Este anuncio de Jesús es acerca de la exigencia de su seguimiento y condiciones al discipulado.

Meditación:

El camino que Cristo propone es difícil. Pero ¿qué es aquello que ha movido a tantos hombres y mujeres a seguir a alguien que predica todo lo contrario que el mundo de hoy ofrece? Es cierto, que hay algo de locura en esto. Una locura que experimentan solo quienes han conocido a Cristo y, por consiguiente, le han experimentado vivo y enérgicamente atractivo.

Por algo el Papa Juan Pablo II gritaba con ardor en sus labios: “¡Aban de par en par las puertas a Cristo! ¿Qué temen? Tengan confianza en él. Arrísquense a seguirlo. Esto exige, evidentemente, que salga de ustedes mismos, de susrazonamientos, de su “prudencia”, de su indiferencia, de su suficiencia, de sus costumbres no cristianas que quizá hayan adquirido.

Dejen que Cristo sea para ustedes el camino, la verdad y la vida. Dejen que sea nuestra salvación y nuestra felicidad.”

Oración:

Señor, hoy he descubierto que tu seguimiento implica voluntad y sacrificio, ayúdame cuando mi cruz se haga pesada, lléname de tu amor para así poder seguir tus caminos que me llevarán a encontrar la verdadera paz y el consuelo de mi corazón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Contemplación:

El catecismo de la Iglesia Católica nos dice en el numeral 1533: El bautismo, la confirmación y la Eucaristía son los sacramentos de la iniciación cristiana. Fundamentan la vocación común de todos los discípulos de Cristo, que es vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. Confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu en esta vida de peregrinos en marcha hacia la patria.

Numeral 2544: Jesús exhorta a sus discípulos a preferirle a él respeto a todo y a todos y les propone “renunciar a todos sus bienes” por él y por el evangelio. Poco antes de su pasión les mostró como ejemplo la pobre viuda de Jerusalén que, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir. El precepto del desprendimiento de las riquezas es obligatorio para entrar en el Reino de los cielos.

Numeral 14: El reto fundamental que tenemos que afrontar, es mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que este.

El documento de Aparecida nos dice: No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en la Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante, todas las dificultades y resistencias. Este es el mejor servicio ¡su servicio! Que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y naciones.

Oración final:

Jesucristo, estoy dispuesto a seguirte por este camino hermosísimo de ser cristiano. Ante todo, lo que tú has hecho por mí, no encuentro otro camino para corresponderte que rendirme a tus pies para aprender de ti, para vivir lo que tú viviste. Sé que este camino entraña abnegación y sacrificio, y será fecundo sin comparaciones si busco encontrarte.

Propósito:

Sobrellevaré con gozo las contrariedades y dificultades que forman mi cruz de este día.

Anuncio publicitario

Homilía – Jueves después de Ceniza

Después de la confesión de Pedro: Tú eres el Cristo el Hijo de Dios vivo; Jesús les anuncia a sus discípulos la pasión.

Este anuncio de la pasión les muestra que el Mesías esperado no es un Mesías triunfante. La gloria de Cristo pasará por la Cruz.

El triunfo de Cristo no es un triunfo al modo de los hombres. Los hombres no esperaban ese modo de triunfar.

En el anuncio de la Pasión Cristo habla de sufrir, de ser rechazado y morir para después resucitar.

El sufrimiento, el rechazo y la muerte, también van a ser la condición de todo el que quiera seguir a Jesús.

Y Jesús nos invita a seguirlo, no nos obliga, nos invita. Jesús dice: si alguno quiere……

Y seguir a Cristo es seguirlo por el camino que recorrió que paso por la cruz para alcanzar luego la gloria de la resurrección.

Cuando cada una de nosotros llevamos esa nuestra cruz de cada día con amor y por amor a Cristo, estamos profesando nuestra profunda fe en Jesús.

Cuando Cristo nos invita a seguirlo tomando nuestra cruz, nos está indicando que la vida cristiana es una vida con cruz.

En el bautismo nos han signado con la señal de la Santa Cruz, porque nuestro destino de cristianos está ligado indisolublemente al de Cristo, que llego a la resurrección pero por la Cruz.

Por eso no pensemos en saltear la cruz y adelantar la Resurrección. Lo normal en una vida cristiana es que se encuentren anticipo de la resurrección dentro de nuestra vida diaria cargando nuestra cruz.

Algunas veces puede ser que encontremos nuestra cruz en una gran dificultad, en una enfermedad grave y dolorosa, en la muerte de un ser querido. En esos casos, debemos abandonarnos en las manos de Dios, con la certeza que si el permite nuestro dolor es para hacernos más semejantes a Él. Si el Señor permite nuestra cruz, nos va a dar las gracias necesarias para llevarla y daremos fruto abundante.

Pero lo normal, es que encontremos la cruz de cada día en las pequeñas contrariedades en nuestra familia, en el trabajo, en nuestro grupo, con nuestros vecinos…..

Tenemos que recibir esas contrariedades con ánimo y ofrecerlas al Señor sin quejarnos.

La queja es una forma de rechazo a la cruz.

Esta actitud nos va a ayudar a perfeccionarnos, a ser más comprensivos, a ser pacientes, a comprender…

Vamos a pedirle hoy a María, en los comienzos de este tiempo de Cuaresma, que no permita que rechacemos la cruz de Cristo. Queremos encontrar a Dios, queremos encontrar la felicidad y el camino es aceptar por amor a Cristo nuestra cruz de cada día.

Comentario – Jueves después de Ceniza

Lucas 9, 22-25

a) La Cuaresma es tiempo de opciones. Nos invita a revisar cada año nuestra dirección en la vida. Desde la Pascua anterior seguro que nos ha crecido más el hombre viejo que el nuevo. Tendemos más a desviarnos que a seguir por el recto camino. En el camino de la Pascua no podemos conformarnos con lo que ya somos y cómo vivimos.

Esa palabrita «hoy», que la 1ª lectura repite varias veces, nos sitúa bien: para nosotros el «hoy» es esta Cuaresma que acabamos de iniciar. Nosotros hoy, este año concreto, somos invitados a hacer la opción: el camino del bien o el de la dejadez, la marcha contra corriente o la cuesta abajo.

Si Moisés podía urgir a los israelitas ante esta alternativa, mucho más nosotros, que hemos experimentado la salvación de Cristo Jesús, tenemos que reavivar una y otra vez -cada año, en la Pascua- la opción que hemos hecho por él y decidirnos a seguir sus caminos. También a nosotros nos va en ello la vida o la muerte, nuestro crecimiento espiritual o nuestra debilidad creciente. Ahí está nuestra libertad ante la encrucijada, una libertad responsable, siempre a renovar: como los religiosos renuevan cada año sus votos, como los cristianos renuevan cada año en Pascua sus compromisos bautismales.

Todos tenemos la experiencia de que el bien nos llena a la larga de felicidad, nos conduce a la vida y nos hace sentir las bendiciones de Dios. Y de que cuando hemos sido flojos y hemos cedido a las varias idolatrías que nos acechan, a la corta o a la larga nos tenemos que arrepentir, nos queda el regusto del remordimiento y padecemos muchas veces en nuestra propia piel el empobrecimiento que supone abandonar a Dios.

b) Claro que el camino que nos propone Jesús -el que siguió él- no es precisamente fácil. Es más bien paradójico: la vida a través de la muerte. Es un camino exigente, que incluye la subida a Jerusalén, la cruz y la negación de sí mismo: saber amar, perdonar, ofrecerse servicialmente a los demás, crucificar nuestra propia voluntad: «los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias» (Ga 5, 24). Pero es el camino que vale la pena, el que siguió él. La Pascua está llena de alegría, pero también está muy arriba: es una subida hasta la cruz de Jerusalén. Lo que vale, cuesta. Todo amor supone renuncias.

En el fondo, para nosotros Cristo mismo es el camino: «yo soy el camino y la verdad y la vida».

Celebrar la Eucaristía es una de las mejores maneras, no sólo de expresar nuestra opción por Cristo Jesús, sino de alimentarnos para el camino que hemos elegido. La Eucaristía nos da fuerza para nuestra lucha contra el mal. Es auténtico «viático», alimento para el camino. Y nos recuerda continuamente cuál es la opción que hemos hecho y la meta a la que nos dirigimos.

«Que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras» (oración) 20

«Elige la vida y vivirás, pues el Señor tu Dios es tu vida» (1ª lectura)

«Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor» (salmo)

«El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo» (evangelio)

«Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro» (comunión)

J. ALDAZABAL
Enséñame tus caminos 2

Queremos ser poderosos como diosecillos

1.- Yo creo que aquel Espíritu que se llevó a Jesús al desierto quiso llevarse al mismo tiempo a todos nosotros… para ver si los que sucumbimos a la tentación en el maravilloso entorno del jardín del Paraíso sabemos encontrar en la austeridad y en el silencio del desierto lo que perdimos en el Edén. En el Paraíso nos perdimos por querer ser poderosos como diosecillos y en la vida ordinaria de nuestro desierto seguimos luchando contra la misma tentación.

2.- Eso de convertir el pan en las piedras no es una tentación tan sencilla como la que siente el niño glotón, pegada la frente al escaparate de “Mallorca” (**), ni es decirle a Jesús: “ya que tienes hambre cómete este bocadillo de jamón, aunque sea viernes de Cuaresma” “Me buscáis porque habéis comido hasta saciaros”, dirá Jesús a las turbas que le querían hacer rey, y lo decía con desilusión.

Allí conoció la tentación que hoy se llama de pesebrismo y que se ha dado siempre en los campos políticos y religiosos: tener agarrado al pueblo por la boca como el pez. Dostoyevski diría: “Correrá la humanidad detrás de Ti como rebaño agradecido y dócil, siempre temblando no sea que les dejes sin pan”. Seguirán a Dios pero nunca por amor.

¡Cuantos gobernantes y Príncipes de la Iglesia han manipulado al pobre para ganar su adhesión! Dar de comer al hambriento, si, pero como lo hizo la Madre Teresa, que no bautizaba a los moribundos sino en su cariño y en su amor. La Palabra de Dios no admite que al hombre, sea quien sea, investido de la dignidad de hijo de Dios, se le eche un mendrugo para atarlo con una cadena a su dueño.

3.- Hoy priva la eficacia, hasta en el proceso tan natural de que la gallina ponga un huevo se ha metido la eficacia y mientras el gallo kikirikea a la alborada cada seis horas, la gallina pone varios huevos al día.

La eficacia del Reino nos dice el Señor que lleva consigo las lentitudes del amor, la semilla lentamente da el fruto, el grano de mostaza al cabo de años produce un árbol y el pellizquito de levadura al fin fermenta la masa.

El milagrerismo es el consejo de Satanás. Jesús va a predicar tres años y al fin ni sus discípulos le habrán entendido. Unos cuantos fuegos artificiales, unas vueltas al sol girando, voces de ángeles o santos marcando el camino. Milagritos de tomo y lomo. Es lo que se necesita.

El Señor hizo milagros a favor de los necesitados, signos de la llegada del nuevo Reino y, con todo, Jesús sabe que no se cree por milagros, sino en contra de los milagros. Un solo milagro promete cuando le piden una contraseña de su misión y es el de su resurrección, porque no es un milagro, sino un misterio en que el creer.

La eficacia del Reino no se basa en espacios televisivos, en luces intermitentes, en grandes manifestaciones, en derroche de dinero y ni la Iglesia se cree todo esto, constantemente estamos acudiendo al escapismo de lo humanamente eficaz. La eterna lentitud de Dios nos enerva.

4.- “Todo esto te daré…” Satanás ofrece lo que es suyo, los reinos del mundo y su gloria. Nos dice San Mateo que todo lo que sea poder, boato y esplendor humano le pertenece. Nos quiere decir que el poder, de cualquier signo, corrompe, que el poder al fin hace al hombre prepotente, tirano, un diosecillo. “¡Seréis como Dios!”

¿No es el campo del poder el campo de las falsas promesas, de la restricción mental, del engaño propagandístico de la imagen, del chalaneo entre partidos políticos, de mutuos tapujos vergonzantes? Por eso Jesús iba a decir que el que quisiera gobernar en su Reino que se hiciera siervo de todos, sólo el poder no corrompe cuando se pone al servicios de todos sin distinción, cuando el que lo ostenta llega a dar su vida, como el Señor el Viernes Santo.

El único Señor a quien el poder no corrompió. Y por eso el diablo lo dejó por imposible sabiendo que no podía ser sólo hombre, pues todo hombre sucumbe a algo de esto.

(**) “Mallorca” es el nombre de unas pastelerías de Madrid muy reputadas

José María Maruri, SJ

Jesús es llevado por el Espíritu para ser tentado por el diablo

Señor Jesús,
estamos comenzando el tiempo de Cuaresma,
camino para la Pascua,
en la que celebraremos tu victoria
sobre la muerte y el pecado,
Es el hecho más importante y trascendental
para la historia de la humanidad.
Tú, Señor Jesús, venciste a la muerte y al mal,
al pecado,
que tantos estragos causa en nuestro mundo.
Con tu victoria apareció una ventana de luz
limpia, un mundo nuevo comenzó.

En este primer domingo de Cuaresma
la Iglesia nos recuerda,
que Tú, Señor Jesús, fuiste llevado
al desierto por el Espíritu.
Allí, y a lo largo de toda tu vida,
muchas veces fuiste tentado.
Pero… pero… el tentador fracasó,
el tentador no pudo contigo,
venciste todas las tentaciones.

Gracias Jesús
porque supiste resistir, vencer.
Tus tres tentaciones nos presenta el Evangelio.
Tentaciones, todas ellas,
en torno a la manera de entender tu mesianismo.

Era el comienzo de tu vida pública
y fuiste tentado sobre tu manera de realizar
la obra del Padre.
Tentaciones que perduraron
a lo largo de tu vida en este mundo.

Esta Cuaresma, como cada día,
seguro que para nosotros será un tiempo
de prueba en el que tendremos la oportunidad
de mostrar nuestra fidelidad a tu seguimiento.

Como en tu caso, Señor Jesús, no puedo dejar
de pensar que también el Espíritu nos acompaña
y nos hace fuertes para no caer en la tentación
El Espiritu, el abogado, nos acompaña.
¿Por qué no recurrimos a El con más frecuencia?

Yo, también, Señor Jesús,
soy tentado y muchas veces.

¿Cuáles son mis tentaciones?:
Tengo pereza, impaciencia, y mucha rutina.
A veces me veo envuelto en la crítica,
a lo mejor por envidias.
Veo que el desánimo me rodea
y que la tibieza y el egoismo están al acecho.

Tal vez en ocasiones pretendo aparentar
y me dejo llevar por la ley del mínimo esfuerzo.
Noto que en ocasiones digo y propongo
lo que no hago. No soy coherente.
Experimento que me falta fe en la Iglesia.
Me cuesta salir, ir al encuentro, buscar,
estoy demasiado encerrado en mis cosas.
A veces soy cobarde para interpelar
y anunciarte a Ti y a tu mensaje,
Hay, en ocasiones, desorden en mi vida,
Podría hacer más de lo que hago.
Podría vivir más como hijo de Dios Padre
y hermano de todos, etc, etc.

Señor Jesús, somos tentados a diario
para dejar tu Proyecto y seguir otro camino.
Tentados para ser menos exigentes y más
condescendientes con un seguimiento light.
Pasamos a diario por la misma experiencia tuya.
Lo que sucede es que nosotros,
en ocasiones, caemos en la tentación
mientras que Tú permaneciste siempre fiel.
Esa es la diferencia, que es mucha,

Tú, Señor Jesús, bien sabías nuestra condición
Por, eso nos dices que le pidamos a Dios:
«no nos dejes caer en la tentación»
y añades «y líbranos de mal».

Ayúdanos, Señor Jesús, a no caer en la tentación.
Ayuda a todos, especialmente,
a los que se ven más débiles,
ayuda a los que tienen menos capacidad
de resistencia a la tentación,
ayuda a los que viven en ambientes más duros.

Perdón, Señor Jesús,
de todas mis caídas.
Perdón de todas las caídas de la humanidad.

Gracias, Señor Jesús,
de todas las veces que con tu ayuda he resistido
a la tentación y me he unido a tu victoria

Gracias, Señor Jesús,
de todas las veces que las personas
hemos sabido resistir a las múltiples tentaciones.
Hoy, como Tú hiciste,
hay muchas personas que resisten y vencen,
con la ayuda del Espíritu, a tantas tentaciones.

Notas para fijarnos en el Evangelio

• Observamos la presencia, la compañía del Espíritu, en la vida de Jesús. No ha comenzado Jesús su vida pública y los evangelistas nos lo presentan enfrentado con el maligno acompañado de la presencia del Espíritu (2). Ese mismo Espíritu continúa actuando en la Iglesia y en cada uno de nosotros. Es el Espíritu que bajó sobre Jesús en el momento del Bautismo (Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22) quien le conduce a lo largo de su vida, es ese mismo Espíritu el que nos acompañará durante toda la cuaresma y quien nos estimulará a convertirnos.

• Jesús fue tentado por el maligno, para que renunciase a su condición de Hijo obediente de Dios, proponiéndole un mesianismo triunfante, espectacular (3.6). Parece como si Jesús, antes de presentarse ante el mundo, para realizar la misión que Dios le había encomendado, calibrase con qué medios, con qué estilo iba a realizar la misión del enviado del Padre.

• Al final de un largo ayuno, el tentador le propone a Jesús: “di que estas piedras se conviertan en pan” (3). Tal vez como diciéndole en tu Proyecto, en tu plan de actuación, trata de buscar beneficio propio, aprovéchate. Jesús es consciente de que lo fundamental es la voluntad de Dios Padre “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (4). Es la primera tentación.

• En un segundo momento, Jesús es tentado para que deslumbre al personal, para que seduzca, para que realice gestos extraordinarios: “Si eres Hijo de Dios tírate abajo… los ángeles te sostendrán”. (6) Pero Jesús opta por la sencillez, por la humildad, por ser uno más. Así vivió desde el principio de su vida.

• Más aún, cuando lo quieren aplaudir y honorar se esconde, desaparece y a los que cura les dice “no se lo digáis a nadie” (Mc 1,44; Mt 8,4). Él nos propone como criterio a tener en cuenta, en nuestra forma de actuar, la discreción: “cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha” (Mt 6,3).

• Por último el tentador le ofrece a Jesús “el oro y el moro” (9). ¿Aceptará Jesús a asumir un mesianismo político? ¿Se dejará acaparar por el poder por el tener…? Su pretensión no es otra que realizar el Proyecto del Padre, servir a Dios y entregarse a su Proyecto por el camino del servicio y de la donación total hasta derramar su última gota. Toda la vida de Jesús es un cheque en blanco a lo que Dios disponga de Él. Jesús se fía absolutamente de Dios Padre, aunque en ese camino tenga que pasar por el rechazo e incluso por el gran suplicio de la cruz.

• Jesús experimentó la tentación pero se mantuvo fiel a su condición de Hijo y cumplió fielmente la misión que Dios Padre le había encomendado.

• Jesús es tentado, nosotros somos tentados. Él venció al tentador, nosotros con frecuencia sucumbimos a la tentación.

Comentario al evangelio – Jueves después de Ceniza

Acabamos de comenzar la Cuaresma. Ayer mismo recibíamos la ceniza y nos recordaban la llamada de Jesús: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Y nada más comenzar, a través de sus palabras, descubrimos que la Cuaresma es acompañar al Señor en el camino hacia la Cruz. Le acompañamos, como los discípulos, camino de Jerusalén, donde “el Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día”. Nos cuesta comprenderlo y más aún llevarlo a nuestra vida, pero su camino es el de la entrega por amor hasta el final, hasta dar la vida en la Cruz. Nos mostró el camino yendo por delante de nosotros, como Buen Pastor: negándose a sí mismo, aceptando su Cruz, dando la vida por amor. Y al final del camino, esperándole, la Resurrección y la Vida.

A sus seguidores, a quienes creemos en Él, nos invita a vivir como Él vivió. No hay otro camino. “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo”. Seguirle es entregar la propia vida, es olvidarse de sí mismo, hasta la cruz; en definitiva es amar, amar de verdad, como Él amó. Y en clave de amor es como se entiende la radicalidad del texto evangélico de hoy: el que encerrado en sí mismo, con los ojos y el corazón puestos en su propio ombligo, quiera salvar su vida, la perderá; el que, olvidándose de sí mismo y rompiendo con su yo egoísta, pierda su vida por amor a Jesús y a los hermanos, ese la salvará. No se puede ser más claro.

Iniciamos el camino siguiendo a Jesús por los caminos que conducen al Calvario. ¿Qué vas a hacer para negarte a ti mismo, perder tu vida por la causa de Jesús, abrazar tu cruz, por amar como Él nos enseñó, por seguirle? Empieza con pequeñas cosas, con pequeños gestos, con pequeñas entregas. Del Evangelio de ayer podemos sacar pistas de por dónde empezar: Oración, limosna y ayuno. Intensifica tu encuentro con el Señor en la oración y los sacramentos, haz gestos concretos de ayuda a quien más lo necesite, haz algún pequeño sacrificio, … Poco a poco. Quizás así esta Cuaresma sea distinta de otras que ya has vivido. Y cuando llegue la Pascua de Resurrección sentirás entonces estallar de alegría tu corazón con la Vida Nueva que el Resucitado te regala. Adelante… Él te llama… Él te ayudará a hacerlo. No tengas miedo.

Ciudad Redonda

Meditación – Jueves después de Ceniza

Hoy es jueves después de Ceniza.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 9, 22-25):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

El Evangelio es una invitación de Jesús a seguirle.

El primer paso es: si quieres… tienes que querer, tienes que desear y es claro que el deseo es seguirle a Él, a su persona, no unas ideas o unas normas. La existencia cristiana es un caminar con Jesús y bajo su dirección. Es estar con Él, en su camino, con Él en una relación personal. Si ya has dado este paso….

Segundo paso: Negarte a ti mismo; que es renuncia al interés personal, despojarte del egoísmo.

Tercer paso: cargar cada día con tu cruz. No quieras dar éste paso si no has dado el anterior en firme. La cruz te resultará tan pesada que no podrás con ella.

Mi cruz soy yo, mi ego, mis dolores corporales, mis dificultades, mis faltas. Seguirle cada día, es ir más allá de los egoísmos, significa enfrentar los asuntos de la vida sin pisotear o hacer sufrir a los demás.

La entrega es el camino seguro de la vida, porque la entrega se hace por amor; y el amor es vida, por eso nos salva Cristo, que se entregó por nosotros en la cruz, por amor; para que tengamos nueva vida.  

Pon tu confianza en el Señor y vive con Cristo el camino Cuaresmal que lleva a la Pascua.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.

Liturgia – Jueves después de Ceniza

JUEVES DESPUÉS DE CENIZA, feria

Misa de la feria (morado)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio Cuaresma.

Leccionario: Vol. II

  • Dt 30, 15-20. Mira: yo os propongo hoy bendición y maldición.
  • Sal 1. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
  • Lc 9, 22-25. El que pierda su vida por mi causa la salvará.

Antífona de entrada          Cf. Sal 54, 17-20. 23
Cuando invoqué al Señor, él escuchó mi voz y me salvó de los enemigos. Encomienda al Señor tus afanes, que él te sustentará.

Monición de entrada y acto penitencial
La fidelidad no nos resulta fácil, a no ser que estemos intensamente entregados a una persona a la que amamos de verdad. Si somos leales, compartimos las alegrías y dificultades de la otra persona, y nunca perdemos nuestra serenidad interior o felicidad básica. — Esto es también verdad en nuestra relación con Dios, que la vivimos de la manera más intensa si estamos fuertemente dedicados a Cristo. Le seguimos en su pasión para resucitar con él en la alegría de una vida nueva. Porque, si estamos con él, hasta incluso la muerte nos trae vida y felicidad.

  • Señor, ten misericordia de nosotros.
    — Porque hemos pecado contra Ti.
  • Muéstranos, Señor, tu misericordia.
    — Y danos tu salvación.

Oración colecta
TE pedimos, Señor,
que inspires, sostengas y acompañes nuestras obras,
para que nuestro trabajo
comience en ti, como en su fuente,
y tienda siempre a ti, como a su fin.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Reflexión
San Lucas nos muestra a Jesús al momento de tomar la trascendental decisión de emprender el gran viaje hacia la ciudad santa de Jerusalén. Es ahí donde deberá «sufrir mucho y ser condenado a muerte», para luego llegar a la gloria de la resurrección. El discípulo de Cristo no puede pensar en seguir una ruta diferente. También él tendrá, como bautizado, que llevar «su cruz cada día», prolongando en sí mismo la pasión del Señor. Sólo así –y a través de esta riesgosa elección– podrá «conservar su vida» y salvarse a sí mismo.

Oración de los fieles
Oremos, queridos hermanos, confiadamente a Dios nuestro Padre, que nos invita a seguir las huellas de su Hijo Jesucristo cargando con la cruz de cada día.

1.- Para que Dios nos dé cada día la fuerza y determinación necesarias para seguirle, incluso cuando la opción entre el bien y el mal sea difícil, roguemos al Señor.

2.- Por el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, para que tengamos la percepción interior y la bravura de aceptar la transformación necesaria para ser verdaderos y leales con Cristo, roguemos al Señor.

3.- Para las personas rebosantes de bondad, que ayudan a otros en sus dificultades, para que sus buenas obras les acerquen cada vez más al Señor.

Dios todopoderoso y eterno, refugio en toda clase de peligro, a quien nos dirigimos en nuestra angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, líbranos de la pandemia que nos asola, concede descanso eterno a los que han muerto, consuela a los que lloran, sana a los enfermos, da paz a los moribundos, fuerza a los trabajadores sanitarios, sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor glorificando juntos tu santo nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
MIRA, Señor, propicio las ofrendas
que presentamos en tu altar,
para que nos obtengan el perdón
y proclamen la gloria de tu nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de Cuaresma

Antífona de comunión          Sal 50, 12
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.

Oración después de la comunión
TE pedimos, Dios todopoderoso,
después de recibir la gracia del don celestial,
que este sea siempre para nosotros
causa de perdón y salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre el pueblo
DIOS todopoderoso,
que has mostrado a tu pueblo
el camino de la vida eterna,
te pedimos que, a través de él,
nos hagas llegar hasta ti, luz indeficiente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

San Policarpo

Cuando san Pablo pasó por Esmirna, dejó asentada una comunidad cristiana. Allí nació Policarpo a la fe.

Conservamos dos impresionantes cartas que nos hablan de él. La primera se la escribió san Ignacio de Antioquía; la segunda la escribió él mismo a los cristianos de Filipos. Era Policarpo el personaje más importante de la cristiandad oriental. San Jerónimo le llamó «príncipe del Asia». Había conocido a Juan Evangelista y a muchos de los que habían visto al Señor.

Un año antes de morir, Policarpo se presentó en Roma, y el papa le cedió todos los honores en la asamblea de los fieles. Tal era su prestigio.

Tenía que morir de mala manera. Se levantó en Esmirna la persecución de cristianos y fueron a apresar al obispo Policarpo. Cuando le echaron mano, les pidió que le dejaran rezar un rato. Dos horas pasó pidiendo por la Iglesia. Lo llevaron al circo, lo forzaron a renegar de la fe cristiana.

«Ochenta y seis años hace que le sirvo. Nunca me ha hecho el menor mal. ¿Cómo podría injuriar a mi Salvador?». Le prendieron fuego, y por si fuera poco, lo remataron a puñaladas en el corazón.

Toda esta historia ha llegado a nosotros por una carta que la iglesia de Esmirna envió a todas las partes del mundo, dando cuenta de tan horribles hechos.