Jesús nos alienta a una conversación íntima y sencilla con nuestro Padre Dios: «entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre». El Señor nos dice que no hacen falta muchas palabras, pero sí, que nuestras peticiones sean hechas con humildad y confianza.
Los católicos estamos acostumbrados a rezar el Padrenuestro. No existen idiomas en los que esta llamada Oración de Jesús no haya sido traducida a lo largo de los dos mil años de historia.
Muchas veces hemos reflexionado sobre nuestra filiación divina y las siete peticiones que hacemos en esta oración. El Catecismo de la Iglesia Católica dedica un capítulo entero a la oración que el propio Jesús nos enseñó.
Pero hoy vamos a leer un Padrenuestro que es realmente original, porque está pensado para que lo rece el propio Dios. Y al escuchar esto, la primera pregunta que nos surge, un poco alarmados es: ¿Es que Dios puede rezarse un Padrenuestro a sí mismo?
La idea es de alguien que siempre sorprendió por su manera original de enfocar las cosas: el Padre José Luis Martín Descalzo, un sacerdote español que lleva escritos una gran cantidad de libros.
Pero volvamos al tema central: ¿Cómo puede rezar Dios un Padrenuestro? Martín Descalzo encontró la forma: mostrar el revés de la trama, hablando de Padre a hijo. El Padrenuestro de Dios, se titula:
Hijo mío que estás en la tierra, preocupado, solitario, tentado: yo conozco perfectamente tu nombre, y lo pronuncio como santificándolo, porque te amo. No, no estás solo, sino habitado por mí, y juntos construimos este reino del que tú vas a ser el heredero. Me gusta que hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas feliz, ya que la gloria de Dios es el hombre viviente. Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan para hoy. No te preocupes, sólo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos. Sabes que perdono todas las ofensas, antes incluso que las cometas. Por eso te pido que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden. Para que nunca caigas en la tentación, tómate fuerte de mi mano y yo te libraré del mal, pobre y querido hijo mío.
Millones y millones de cristianos han rezado diariamente durante todas sus vidas la oración del Padrenuestro, y todos han recibido por ella luz, alivio, consuelo, orientación y fuerza. Solo es necesario que cuando la rezamos, lo tratemos de hacer de un modo consiente, confiado y sincero. Siempre vamos a recibir las gracias de nuestro Padre Dios.