Hoy también muchos cristianos, como los israelitas del tiempo de Jesús, desearían vivamente una señal visible e impactante, para poder seguir a Jesús, creyendo en él.
Pero en ese caso, lo más probable, es que creyeran en la señal o el prodigio que presenciaron en vez de creer en Jesús.
Y Jesús quiere que lo sigamos sólo por la fe.
En este evangelio Jesús nos dice que la única señal que se dará es la señal de Jonás.
Jonás, permaneció tres días y tres noches en el vientre del pez y Él, Jesús, también estaría tres días en el seno de la tierra.
La verdadera señal que tenemos los cristianos es la muerte y resurrección de Jesús
El profeta Jonás, predicó en Nínive y la ciudad oyó su predicación de penitencia y se volvió al Señor.
Si en el día del juicio, nos dice el evangelio que los ninivitas y la reina del Sur, se alzarán para condenar a los judíos que no quisieron creer ni aceptar a Jesús; ¿cuántos no cristianos, -gente de buena voluntad-, se alzarán contra nosotros, los que nos decimos cristianos, los que nos sentimos los privilegiados, los herederos del reino…,que muchas veces no hacemos nada por instaurar el reino, por cambiar nuestra vida y nuestro ambiente a los valores del evangelio.
Los judíos de la época de Jesús, sólo tenían que abrir los ojos y limpiar su corazón, para ver las maravillas del Señor y creer en él.
Nosotros también necesitamos abrir los ojos y purificar nuestro corazón para ver al Señor en las personas que nos rodean y en los acontecimientos de cada día.
A veces personas que llevan años siguiendo a Cristo, experimentan oscuridad.
Esa oscuridad, ese no poder ver a Dios es producto sobre todo de nuestra soberbia, acompañada muchas veces de un ambiente que trata de imponernos el modelo del facilísimo, del confort…
Cuando experimentemos esa oscuridad, es el momento en que debemos apoyarnos con confianza en Dios. La fe se prueba en esos momentos. En los momentos de oscuridad, es cuando debe aparecer nuestra fe, esa fe que nos dice: Esto que el Señor está permitiendo que pase en mi vida, y que me duele, que no entiendo, es para mi bien, es para ayudarme a ser más semejante a él.
Hoy vamos a pedirle al Señor que aumente nuestra fe, y a María que en este tiempo de Cuaresma, nos ayude a purificar nuestra mirada y el corazón para poder interpretar acertadamente los acontecimientos de cada día, descubriendo a Dios en ellos.