Testigos del poder de Jesús para expulsar demonios
Invocación al Espíritu Santo:
Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, sea nuestra Abogada. Amén.
Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 14 al 23:
Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: “Este expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).
Indicaciones para la lectura:
Los contemporáneos de Jesús no negaban su poder para combatir el mal, pero las opiniones se dividían cuando se trataba de aclarar el origen de su poder. Jesús insiste en que el mal no puede combatir contra sí mismo. Toda su vida muestra que actúa con el poder de Dios para hacer que el bien reine en la humanidad. Todo lo que Jesús hace es el signo de que el reino de Dios ha llegado en medio de los hombres, por eso el reino de las tinieblas es vencido.
Meditación:
Pienso que nosotros, los cristianos, tenemos un gran regalo que debemos aprovechar: la presencia de Dios. Él nos acom- paña a todas partes y su presencia nos da paz y fuerzas para seguir luchando para que el bien venza.
Sin embargo, ante el mal que vemos a nuestro alrededor se nos presenta una tentación: que supuestamente el mal es fuerte y puede vencer a Dios. Pero no es así. En el evangelio de hoy, Cristo nos demuestra que Él ha vencido al demonio y al pecado. Jesucristo quiere ser nuestra paz y nuestra gran esperanza. Sólo nos pide una cosa: que nos entreguemos totalmente a Él, que en nosotros no haya ningún rastro de maldad, que nos esforcemos conscientemente por ser hombres de bien, pero hombres completos. “El que no está conmigo, está contra mí”.
Entreguémonos a Dios. Hoy es un día para revisar si hay algo en mí que no va de acuerdo con mi condición de católico. Dios quiere un reino fuerte y consolidado. Nos quiere muy unidos a Él. “Nunca se ha escuchado decir de un hombre que se entregó por entero a Dios y no fue plenamente feliz”.
Oración:
Gracias Señor porque con tu presencia amorosa, nos libras del poder de las tinieblas, te pedimos que no permitas que el poder del enemigo nos venza, que siempre confiemos en Ti, que siempre deseemos estar bajo tu cuidado y en tu compañía.
Contemplación:
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en el numeral 421: Los fieles cristianos creen que el mundo ha sido creado y conservado por el amor del Creador, colocado ciertamente bajo la esclavitud del pecado, pero liberado por Cristo crucificado y resucitado, una vez que fue quebrantado el poder del Maligno.
Oración final:
Señor, recordando esta gran verdad, que Tú tienes poder sobre todas las creaturas, tomo conciencia del gran valor de mi vida de gracia. ¡Qué honor y dignidad tengo al ser hijo de Dios, hijo del Amo y Señor del Universo! Señor Jesús, concédeme la gracia de valorar y proteger nuestra amistad, y también de nunca perder la paz, porque Tú permites que todo suceda para mi bien.
Propósito:
Hoy rezaré un misterio de rosario, pidiendo por todas las personas que están en pecado para que se acerquen a Dios.