Yo soy la Resurrección y la Vida

Señor Jesús,
hoy nos dices:
“Yo soy la resurrección y la vida:
el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá;
y el que está vivo y cree en mí

no morirá para siempre”
O sea, Tú nos aseguras que no moriremos
para siempre,
que nuestro final no está en el cementerio
sino en la casa del Padre.
Gracias, Señor Jesús,
en la casa del Padre viviremos
y nos encontraremos con tantas personas
que hemos conocido y amado.
Tú estás a favor de la vida, porque Tú eres Vida
y po tanto en contra de lo que produce muerte.

En nuestro mundo hay mucha vida:
hay gentes que se unen para hacer una fiesta,
para defender unos derechos,
para solventar unos problemas,
para promover el desarrollo,
para rezar juntos, para acompañar a un difunto,
para investigar y buscar el remedio
de una enfermedad…
En nuestro mundo hay alegría,
hay amistad, compañerismo, fe en Dios…

En nuestro mundo hay personas que se desviven
por los demás generando vida.
Hay personas que intentan vivir tu vida,

personas que aman
y procuran no caer en la tentación, no pecar.
Gracias, Señor Jesús, por tantas personas
que generan vida.
Ayúdame, para que sea portador de vida.

Pero en nuestro mundo hay también muerte:
Todos los días los medios de comunicación
nos ofrecen imágenes horribles:
violencia, guerras, hambre, pecado…

Eso, Señor Jesús, Tú no lo quieres
porque Tú eres vida
y nos pides que seamos generadores de vida.
Nos pides que nosotros tampoco lo queramos.

Hoy vemos que te acercas a una familia
que ha perdido un ser querido:
Lázaro, ha muerto.
La familia está rota y Tú te rompes con ellos

a llorar, tus lágrimas de dolor impresionan
a los presentes.
Tú te conmueves: “Jesús muy conmovido
preguntó”, “Jesús se echó a llorar.
Los judíos comentaban: ¡Cómo lo quería!”

Tú, haces como nosotros, ante la muerte
de un ser querido.
Así es Dios, como Tú haces.

Dios se conmueve del dolor de los humanos.
Nosotros, hechos a imagen de Dios,
no podemos vivir de espaldas
a los sufrimientos de las personas.
Así nos lo dices Tú.
Una vez más Tú pides fe: “¿Crees esto?”
Y la fe existía: “Si, Señor, yo creo que Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios,
el que tenía que venir al mundo”

Tú nos pides fe y nos haces la misma pregunta:
¿Crees esto?
Señor, danos fe en tu Persona y en tu Proyecto.

Hoy te vemos Señor, dueño de la Vida:
“Quitad la losa”, “Lázaro, sal afuera”,
“Desatadlo”.
Tú, Señor Jesús, dominas la situación,
dominas la muerte,
Eres capaz de convertir la muerte en vida,

la tristeza en alegría, los llantos en sonrisas.

Este milagro colmó el vaso de tus enemigos
y este fue uno de los últimos peldaños
para llevarte al patíbulo.

¡Qué incomprensible es este mundo,
la historia humana!
Al que da vida se lo cargan,
lo eliminan, no lo quieren.
¿Cómo es posible comprenderlo?

Perdón, Señor, por las veces que,
de una forma u otra, he sido portador
de muerte.

Perdón de todo lo que en nuestro mundo
es causa de muerte.

Gracias por todos los que son
portadores de vida.

Ayúdanos, Señor Jesús, a secundarte.
Y haz que, a nuestra manera,
según nuestra medida.

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