Lectura espiritual – Martes XII de Tiempo Ordinario

EL VINO BUENO

Todo hombre sirve primero el buen vino… mas tú guardaste el buen vino hasta ahora (Jn 2, 10).

Aquí hay misterio. Porque figuradamente se dice que prime- ro pone buen vino el que, pretendiendo engañar a otros, no propone primero el error que pretende, sino que cautiva a los oyentes, para, una vez embriagados y arrastrados al consentimiento de su intención, manifestar la perfidia. Así obra el tentador. De este vino se lee en los Proverbios: Entra blandamente, mas al fin morderá como culebra (Prov 23, 31, 32).

También se dice que uno pone primero el buen vino, cuando, habiendo comenzado a vivir santa y espiritualmente desde el principio de su conversión, degenera al fin en vida carnal. A este respecto dice el Apóstol: ¿Tan necios sois, que habiendo comenzado por espíritu, acabáis por carne? (Gal 3, 3).

Mas Cristo no pone primero el buen vino, porque al principio propone cosas amargas y duras: ¡Qué angosta es la puerta, y qué estrecho el camino, que lleva a la vida! (Mt 7, 14). Pero cuanto más adelanta el hombre en su fe y doctrina, tanto más es endulzado y experimenta mayor suavidad. Te guiaré por las sendas de la equidad; en las cuales después que hubieres entrado, no se estrecharán tus pasos (Prov 4, 11-12).

Además, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo padecen amarguras y tribulaciones en este mundo: En verdad, en verdad os digo: Que vosotros lloraréis y gemiréis (Jn 16, 20). Pero en el futuro recibirán deleites y alegrías, por lo cual se añade: Mas vuestra tristeza se convertirá en gozo. Y San Pablo dice: Porque entiendo que no son de comparar los trabajos de este tiempo con la gloria venidera, que se manifestará en nosotros (Rom 8, 18).

(In Joan., II)

Meditaciones de Santo Tomás de Aquino. Fr. Z. MÉZARD OP