Comentario Domingo X de Tiempo Ordinario

Queremos, Señor Jesús, escucharte en tu Palabra.
Y escuchándola, sintonizar con tu corazón de Hijo confiado en el Padre del cielo, aprender a orar Contigo, a esperar con paciencia activa, a amar y a perdonar sin cansarnos.
Saber una y otra vez cuánto te importa cada hombre y cada mujer, cuánto te interesa nuestra propia paz y felicidad. Enséñanos, Jesús, Señor y Hermano nuestro, a conocerte a través de tu evangelio. ASI SEA.

 

Mc 3, 20-35

«20Y se va a casa, y de nuevo se reúne la muchedumbre de manera que no podían ni comer pan.

21Y sus familiares, oyéndolo, salieron para agarrarlo, porque decían: “¡Está fuera de sí!”.

22 Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: “Tiene a Beelzebul y con el poder del Príncipe de los demonios expulsa a los demonios”.
23Y, llamándoles a él, les hablaba en parábolas: “¿Cómo puedeSatanás expulsar a Satanás? 24Y si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede mantenerse. 25Y si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no puede mantenerse. 26Y si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, sino que tiene su fin.

27Pero nadie puede, entrando en la casa del fuerte, saquear sus posesiones, si primero no ata al fuerte; y entonces saqueará su casa.28En verdad os digo que todo se les será perdonado a los hijos de los hombres, los pecados y cuantas blasfemias blasfemen, 29pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene perdón jamás, sino que es reo de pecado eterno”.

30Porque decían: “¡Tiene un espíritu impuro!”.

31Y viene su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, mandaron a por él, llamándole.
32Y una muchedumbre estaba sentada en torno a él, y le dicen: “He aquí que tu madre y tus hermanos [están] fuera, te buscan”.

33Y, respondiendo, les dice: “¿Quién es mi madre y mis hermanos?”.
34Y, mirando en torno a los que estaban sentados en torno a él, en corro, dice: “Mirad mi madre y mis hermanos. 35Porque el que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

La sombría conclusión de la lista de los Doce discípulos, que termina con Judas, el que le traicionará, conduce a una pequeña serie de historias que ponen de relieve la oposición a Jesús por parte de su familia y de los escribas. No es casual que el texto sobre la oposición de los escribas (3,22-30) haya quedado incrustado entre las historias que ponen de relieve la ruptura de Jesús respecto a su propia familia (3,20-21 y 3,31-35). Poco a poco, Jesús irá quedando solo, empezando por el abandono de las autoridades, que lo quieren matar, tal como ya se decía en Mc 3,6. Ahora el conflicto es con la familia, y por último serán los discípulos mismos quienes le abandonen y huyan (Mc 14,50).

 

TEXTO – ELEMENTOS A DESTACAR

La composición presente de Marcos está estructurada en forma de quiasmo (A-B-B-A) en torno a la parábola del hombre fuerte en 3,27:

A) 3,20-21: parientes de Jesús
B) 3,23-26: le acusan de actuar como agente diabólico
C) 3,27: parábola del hombre fuerte
B’) 3,28-30: le acusan de actuar como agente diabólico
A’) 3,31-35: parientes de Jesús

El carácter central de la parábola del hombre fuerte no es accidental, porque deja al desnudo la causa subyacente de la oposición contra Jesús, tanto de su familia como de las autoridades religiosas: aquí viene a expresarse la división radical y la fiera enemistad entre Jesús y las fuerzas opuestas al Reino que esclavizan a la humanidad y que la vuelven ciega para el auténtico bien.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• Los miembros de la familia de Jesús llegan a la conclusión de que está enloquecido. Es difícil penetrar en la razón que les ha llevado a pensar así. El hecho de que Jesús ha llegado a ser tan popular que le buscan sin cesar ¿acaso puede significar que se ha vuelto loco? De todas formas, la reacción de los familiares es semejante a la de otras personas del evangelio que interpretan las buenas obras de Jesús en un sentido negativo. Detrás está la posibilidad de que algunos cristianos de la comunidad de Marcos han tenido que romper con los miembros de sus propias familias. La familia de Jesús, y quizá incluso sus discípulos, pueden representar a la Iglesia judeocristiana de Jerusalén, observante de la Ley mosaica, pero también a nosotros mismos, cuando nos damos cuenta de la “locura” que muchas veces supone la propuesta de Jesús.

• La acusación específica de los escribas es que la habilidad que Jesús tiene de realizar milagros, habilidad que ellos no niegan, proviene de una fuerza demoníaca y no de una fuente divina. Es una acusación que resulta comprensible, dada la ambigüedad moral de los milagros y de otros fenómenos carismáticos. Detrás estaba el siguiente discernimiento: la actividad carismática que se mantiene en conformidad con la Ley resulta buena; por el contrario, una actividad carismática que aparta al hombre de la Ley viene a concebirse como expresión de extravío y recibe la connotación de magia o acción diabólica. De algún modo esta ambigüedad moral de nuestra propia actividad está presente en la vida, las lecturas equivocadas por parte de otros de nuestros esfuerzos por hacer el bien. Interesante momento para preguntarnos desde dónde realizamos nuestras obras.

• De un modo provocativo, que es propio de sus parábolas, Jesús compara sus propias acciones con las de un personaje de tipo transgresor: en este caso, un ladrón que irrumpe en la casa de un hombre, al que le ata y que le roba sus bienes. Satán es el dueño fuerte de la casa (cf. 3,25), pero Jesús es uno Más Fuerte, que ha invadido el reino de Satán, que le ha amarrado de un modo fuerte y que ha saqueado sus bienes (cf. 1,7), unos bienes que son los mismos seres humanos a los que Satán había previamente poseído.

• ¿En qué consiste, más precisamente, este pecado imperdonable que es la blasfemia contra el Espiritu? Esta pregunta y su contrapartida existencial («¿habré cometido yo ese pecado?») han torturado a lo largo de los siglos a los cristianos más sensibles. Pues bien, desde el contexto de Marcos, vemos que el pecado contra el Espíritu Santo es un tipo de oposición total y maligna a Jesús, una oposición que invierte y niega toda la evidencia de su poder sanador diciendo que él, Jesús, está poseído por el demonio (cf. 3,22.30). Esta acusación de que Jesús está poseído por el diablo es «la blasfemia en contra del Espíritu Santo», porque, según Marcos, la verdadera fuente del poder que actúa en los milagros y exorcismos de Jesús no es un espíritu impuro, sino el Espíritu Santo, el poder de la nueva edad de Dios.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?