Laicos por vocación, llamados a la misión

Cuando alguien realiza su trabajo con una especial dedicación, solemos decir que, para esa persona, ‘más que un trabajo, es una vocación’. Con esto expresamos que esa persona va más allá de un buen cumplimiento de su horario y funciones, que no escatima tiempo, esfuerzo, recursos… para desarrollar sus tareas. Porque, generalmente, ‘vocación’ y ‘misión’ son dos términos que se entienden como restringidos al sacerdocio ministerial o a la especial consagración religiosa, que conllevan una dedicación plena y unas renuncias para llevar adelante la misión evangelizadora.

Hoy celebramos la Solemnidad de Pentecostés, que es también el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, con el lema: «Laicos por vocación, llamados a la misión». Hoy se nos invita a reflexionar sobre la vocación laical, porque «por el bautismo, los laicos son miembros de pleno derecho en la Iglesia, protagonistas de la misión salvífica, no colaboradores anexos a los pastores». (CEE, Material Reflexión)

Vocación y misión aparecen como dos caras de una misma moneda: la vida cristiana. El lema nos recuerda que ‘la vocación’ no es algo restringido a unos cuantos ‘elegidos’: todos los miembros de la Iglesia tenemos una vocación, sea cual sea nuestro lugar y función; todos debemos vivir nuestro ser cristianos como una vocación, para descubrir el sentido más profundo de nuestra vida.

Podemos creer que, al emplear la palabra vocación, nos centramos en los momentos donde tomar grandes decisiones vitales; pero la vocación «es una parte de la vida del cristiano, que crece y vive en constante camino. La vida es toda una oportunidad de escuchar al Espíritu y de configurar un seguimiento de Jesús a partir de las circunstancias y de los momentos vitales de los cristianos. Un camino con múltiples paradas, curvas, pero con un hilo común, una continuidad, y también una red de comunidades, asociaciones, parroquia, personas… que ayudan a no dejar caer en el olvido la constante llamada que Dios hace a cada persona». (CEE, Material Reflexión)

El laico cristiano es llamado, como todo cristiano, al seguimiento de Cristo. Y es llamado a evangelizar, como ha dicho Jesús en el Evangelio: “También vosotros daréis testimonio”. «El Espíritu Santo nos da el aliento para ser laicos y ser agentes de evangelización. La vocación laical exige estar en el mundo siendo sal y luz, tal y como se habló en el último Congreso de Laicos. Múltiples vocaciones específicas: la profesión, la familia, el barrio, el mundo rural…, todas ellas plenas, en las que las personas laicas extienden su estilo de vida, y acercan a Jesús de forma sencilla, pero directa». (CEE, Material Reflexión)

«La sociedad actual, marcada por la secularización y el pluralismo, se coloca cada día más de espaldas a Dios y la mayoría de las personas viven como si Dios no existiera. Si hace unos años la fe fue arrinconada al ámbito privado de la persona, ahora ha sido en muchos casos expulsada incluso de ese espacio. Como Iglesia, no podemos seguir con los esquemas pastorales de siempre, ni está justificado caer en la tentación de realizar una pastoral de gestión de la decadencia o de mantenimiento. Estos nuevos tiempos, este cambio de época, nos está urgiendo a llevar a cabo una conversión pastoral, que pasa por situar el primer anuncio como núcleo y eje de nuestra labor pastoral como Iglesia». (CEE, Mensaje de los Obispos)

Pero «sólo puede compartirse aquello que se tiene y por eso es fundamental que se produzca en cada uno de nosotros una experiencia de encuentro personal con el Señor. En nuestra Iglesia existen varias iniciativas de primer anuncio; en este sentido, la Acción Católica General está implementando un nuevo proyecto de primer anuncio denominado “Encuentros cuatro40”, que posibilita el encuentro con Jesucristo para un mayor compromiso de los laicos de parroquias.

En el primer anuncio hay una palabra clave: el testimonio. El encuentro personal con el Señor nos convierte en testigos de su Evangelio y nuestro mundo, como afirmó el papa Pablo VI, necesita no tanto maestros como testigos. Es fundamental que nos sintamos llamados a anunciar a Cristo con nuestro modo de vivir, que anunciemos lo que también nosotros vivimos y experimentamos en nuestro encuentro personal con el Señor. Tenemos que ser capaces de tocar el corazón y la mente de los que nos escuchan porque predicamos con nuestra vida». (CEE, Mensaje de los Obispos)

Pentecostés, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, con el lema «Laicos por vocación, llamados a la misión», es una invitación a profundizar en la propia vocación para vivir la misión, con la fuerza del Espíritu Santo, unidos corresponsablemente al resto de miembros de la Iglesia. La fe cristiana no está relegada a lo personal, a lo privado; es una forma de vida comprometida con la realidad que nos rodea y que hacemos entre todos.

«En este Día de Pentecostés, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, damos gracias a Dios por el trabajo de las delegaciones diocesanas de apostolado seglar, los movimientos y asociaciones, la Acción Católica, el Consejo Asesor de Laicos y el testimonio anónimo de tantos laicos de nuestras parroquias que cada día anuncian a Jesucristo en sus ambientes, con palabras y obras». (CEE, Mensaje de los Obispos).

Acción católica