Llamados a ser familia de Dios

En la paz de este momento,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
Para que la desazón que habita en mí,
se doblegue ante la fuerza de tu verdad.
Y la frescura de tu mensaje, comprometido y valiente
me haga comprender que el camino para llegar hasta ti,
no puede ser otro que el de cumplir la voluntad de Dios,
el de ir haciendo hermanos de todos los seres humanos.

En la paz de este momento,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
Y vea yo que tus labios,
se mueven con la fuerza poderosa del Espíritu
que habla a través de ti y bendice con tus manos,
que mira con tus ojos y ama con tu corazón.

En la paz de este momento,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
En medio de tanta palabra vacía,
necesito que tu Palabra me proporcione claridad
y firmeza en mis convicciones.
En este mundo desconcertado,
yo también quiero saber
“quiénes son ¡mi madre y mis hermanos!”

Los nombres de Belzabú, demonio o Satanás
son una personificación del mal
y no tenemos que asustarnos de ellos.

En la paz de este momento,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
Bien sabes, Señor, que necesito una palabra de vida,
una fuerza que me reanime de mis decepciones,
una luz queme saque de mis noches,
tu Palabra que arranque de mi historia
lo queme impide ser libre
para ponerme a tus pies y seguirte de corazón.

En la paz de este momento,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
Necesito escuchar de tus labios que
«mi madre y mis hermanos,
son quienes cumplen la voluntad de Dios».

¡Con esto me basta, Señor!