Ez 17, 22-24 (1ª lectura Domingo XI de Tiempo Ordinario)

¡Desconcertante pedagogía de Dios!

Yo soy el Señor que humilla y ensalza… Estas afirmaciones de Ezequiel hay que leerlas en el marco de la comprensión de monarquía en el Oriente. Los reyes poderosos disponían de los pueblos vencidos a su antojo y arbitrio, proclamándose árbitros ele la humanidad (Egipto, Babilonia, Persia). Dios, el soberano, se reserva su actuación a favor de su pueblo Israel. Dios tiene poder para humillar a los poderosos y ensalzar a los débiles. Es una constante del comportamiento de Dios a lo largo de la historia de la salvación. Y que vuelve a aparecen con Jesús y su Iglesia. Las decisiones de Dios son definitivas y eficaces. Este es el mejor apoyo para la esperanza de un pueblo realmente humillado en aquel momento.

Fray Gerardo Sánchez Mielgo