Jueves XV de Tiempo Ordinario

Nuestra Señora del Carmen

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, vengo ante Ti fatigado y agobiado por tantas dificultades, por mis pecados, por mis debilidades y miserias, pero con una gran confianza, pues Tú mismo dijiste que viniéramos a Ti cuando nos sintiéramos así. Invoco a nuestra madre santísima del Carmen para que interceda por mí. 

Evangelio del día (para orientar tu meditación) 

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús dijo: «Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera». 

Palabra del Señor. 

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa). 

«Estad seguros que la Virgen María se da cuenta de este cansancio y se lo hace notar enseguida al Señor. Ella, como Madre, sabe comprender cuándo sus hijos están cansados y no se fija en nada más. “Bienvenido. Descansa, hijo mío. Después hablaremos… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”, nos dirá siempre que nos acerquemos a Ella. Y a su Hijo le dirá, como en Caná: “No tienen vino”.

Sucede también que, cuando sentimos el peso del trabajo pastoral, nos puede venir la tentación de descansar de cualquier manera, como si el descanso no fuera una cosa de Dios. No caigamos en esta tentación. Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús, que nos acoge y nos pone de pie: “Venid a mí cuando estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”. Cuando uno sabe que, muerto de cansancio, puede postrarse en adoración, decir: “Basta por hoy, Señor», y rendirse ante el Padre; uno sabe también que no se hunde sino que se renueva porque, al que ha ungido con óleo de alegría al pueblo fiel de Dios, el Señor también lo unge, «le cambia su ceniza en diadema, sus lágrimas en aceite perfumado de alegría, su abatimiento en cánticos”.» (Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril de 2015). 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal, ¿qué? El que más amor implique… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, participaré en una Hora Eucarística para pedir especialmente por los sacerdotes que se sienten agobiados por su ministerio.