Miércoles XV de Tiempo Ordinario

San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, envía la luz del Espíritu Santo para que pueda conocerte más profundamente en esta oración y me deje cautivar por la autenticidad y sencillez que brilló siempre en tu vida. Abre mi corazón a un conocimiento más profundo y experiencial de Ti porque quiero vivir para agradar a Dios, sin preocuparme de la mirada o del juicio de los demás. 

Evangelio del día (para orientar tu meditación) 

Del santo Evangelio según san  Mateo 11, 25-27

En aquel tiempo, Jesús exclamó: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. 

El Padre ha puesto todas estas cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». 

Palabra del Señor. 

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa). 

«Por eso, nosotros, hoy aquí, podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos. Dios “ha ocultado estas cosas a sabios y entendidos, dándolas a conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón”.

En las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y el modo de actuar de su Hijo en la historia de la salvación. Trastocando los juicios mundanos, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos secularizados que alejan de Dios, el cántico mariano confiesa que Dios se complace en subvertir las ideologías y jerarquías mundanas.

Enaltece a los humildes, viene en auxilio de los pobres y pequeños, colma de bienes, bendiciones y esperanzas a los que confían en su misericordia de generación en generación, mientras derriba de sus tronos a los ricos, potentes y dominadores.» (Homilía de S.S. Francisco, 12 de diciembre de 2014). 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal, ¿qué? El que más amor implique… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a tratar a los demás con humildad, dejando mi altivez a un lado. Estaré disponible y seré respetuoso con todos, especialmente con quien esté a mi servicio.