Hoy es miércoles VI de Pascua.
La lectura de hoy es del evangelio de Juan (Jn 16, 12-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
En Él vivimos, nos movemos y existimos
En el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que hoy se nos proclama podemos apreciar los distintos modos de reaccionar de los que oyen a Pablo presentar una síntesis de la obra de Dios en el mundo, desde la creación hasta la resurrección de Jesús. A unos este mensaje les provoca risa, se lo toman en broma, no aceptan el hecho sublime de la Resurrección del hombre designado por Dios, su mismo Hijo para llevar a cabo la Redención, aun tomando como argumento la intuición de sus mismos poetas que habían escrito: “somos estirpe suya” -; Pablo quiere hacerles ver que Dios está tan cerca de nosotros, que les asegura que “en Él vivimos nos movemos y existimos”. Estos atenienses viven tan a ras de tierra, tan a lo tangible, que les resulta imposible que haya una vida diferente de la que ellos conocen… La afirmación de resucitar de entre los muertos les provoca risa, indiferencia, no dan crédito a la certeza del misterio supremo de la Redención y como para quitárselo de encima le dicen “de esto te oiremos hablar en otro momento”. Afortunadamente, hubo un grupito que sí dio crédito a las palabras de Pablo y la semilla de la fe cayó en buena tierra, entre ellos Dionisio, Damaris y algunos más… La adhesión a Dios ha de ser personal, voluntaria, por convicción… Debemos preguntarnos… ¿cómo es la mía?
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria
El salmo 148 como respuesta a la palabra que se nos ha proclamado, canta la gloria de Dios en el cielo, la tierra, en todo cuanto existe; es una invitación a la alabanza continua a Dios, todo ser viviente, de toda raza, condición, edad, debe reconocer su presencia en todo lo que nos rodea, en todo cuanto existe.
¿Reconozco, bendigo, alabo a Dios por todo lo que tan generosamente nos ha regalado…?, ¿disfruto de ello?…
El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena
El capítulo 16 de San Juan se inserta en el momento sublime, intenso e íntimo de las despedidas de Jesús tras la última Cena… Él sabe que se aproxima su Hora, la de dar su vida por todos y la de marcharse de este mundo al que lo envió, el Padre… Siente que los discípulos aún no están preparados… y no los quiere dejar desamparados, huérfanos, les anuncia el envío del Paráclito, el Defensor, el Espíritu de la Verdad plena que en su Nombre les irá comunicando todo lo que ahora no son capaces de entender ni asimilar…
Nos acercamos al final de la Pascua con la fiesta de Pentecostés ya muy cercana; ¿cómo nos preparamos para acoger al Espíritu Santo?, ¿lo consideramos importante en nuestra vida?, ¿le daremos espacio?, ¿nos abriremos a Él para que con libertad obre en nuestro interior conforme al plan que el Padre tiene para cada uno?…
Los dominicos y dominicas celebramos hoy el Patrocinio de la Virgen María sobre nuestra Orden, buena ocasión es este día para volver nuestros ojos a la Reina de cielos y tierra, la que por designio de Dios fue elegida para ser la Madre de Dios que reconociendo su pequeñez, pobreza y humildad, se fio del poder del Altísimo, le dijo Sí sin condiciones y así lo sostuvo durante toda su vida y con su ejemplo y protección maternal nos enseña a nosotros a ser fieles.
Que Ella que fue Templo del Espíritu Santo, nos ayude a acogerlo y a vivir su designio de amor y conversión en un continuo canto de gratitud, gozo y alabanza como expresó en su Magníficat.
Sor Inmaculada Ocaña Gutiérrez