Martes I Semana de Cuaresma

Hoy es 28 de febrero, martes de la I semana de Cuaresma.

Quizás hoy, podríamos empezar sin decir nada. orar desde el corazón, sólo presentando lo que Dios ya conoce, nuestros más íntimos sentimientos. Probemos a encontrarnos con Dios en el silencio de la escucha.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 6, 7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: «Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.» Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

Para los compañeros de Jesús, las palabras del Padre nuestro son frescas, novedosas, aunque estaban en la tradición judía no es probable que las usaran así. No se trata de hablar por hablar de forma memorística. Quizás para mí el Padre nuestro no tiene la profundidad que Jesús pretendía.

Has pensando alguna vez que es para ti Dios. Igual lo sientes como un amigo o un apoyo. Cuando decimos padre, afirmamos una humanidad hermanada y ese es un gran salto que nos implica sin elegirlo. ¿Cómo sería el Reino de Dios hecho realidad? ¿Cómo viviríamos en ese Reino?

Al leer nuevamente el texto, podemos partir de la concreción de la voluntad de Dios. Dios quiere que todos tengamos el sustento de cada día. Quiere que perdonemos con el mismo perdón que él nos ofrece. Quiere que con su ayuda, rechacemos el mal que a menudo está a nuestro alcance. Y yo, ¿qué es lo que quiero? Al leer el texto dejo que mi propia voluntad asome. ¿De verdad yo querría que esa lógica del Padre nuestro se hiciera presente cada día en mi mundo?

Ahora podemos depositar nuestros deseos más sinceros de nuevo en el Señor. Háblale y dile con qué sueñas. Pídele que tu oración ayude a hacer realidad el Reino y que el perdón que todos necesitamos nos haga más dispuestos a pedonar a quienes nos ofenden.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén

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