Para la catequesis: Santísima Trinidad

Cuerpo y Sangre de Cristo
18 de junio 2017

Lecturas: Deuteronomio 8, 2-3.14b-16a; Salmo 147; 1 Corintios 10, 16-17; Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida».

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”.

(Juan 6, 51-58)

 

Reflexión

Comer en la misma mesa es signo de amistad y deseos de convivir y compartir. Para los judíos en tiempo de Jesús, comer con alguien era forma de expresarle respeto y simpatía. Comer en familia les recordaba la presencia liberadora de Dios, en la cena antes de la salida de Egipto. Jesús se queda sacramentalmente por las mismas razones. ¿Qué semejanzas encuentras entre una comida familiar, una fiesta con amigos y la Eucaristía Dominical? Compartir

 

Oración

Gracias Señor por darte como pan y vino y así nutrirnos con tu amor
Tu eres nuestro pan, señor. Tú eres quien nos da fuerza para seguir caminando por la vida. Tu nos llamas a saciar el hambre de nuestros hermanos. Ayúdanos a saber corresponder a tu gran amor. Amen

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