Hora santa – Jueves Santo

Vivir arrodillado para que Jesús transforme y resucite cada realidad y de ahí brote la vida.

 

LECTOR 1: Esta tarde en la celebración hemos tenido presentes “la Última Cena”, en la que el Señor se ha hecho alimento permanente para nosotros. También hemos visto el servicio del Señor en “El Lavatorio de los pies”, y ahora vamos a realizar una hora Santa.

Se trata por tanto de dedicar una hora para acompañarle, junto al sagrario o el monumento. Es una hora para volcar todos nuestros afanes y sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos. Una hora en definitiva, para agradecer su sacrificio y aprender de Él. En esta hora queremos saborear a fondo las últimas palabras que Jesús nos deja, anticipando su Pasión, como testamento y guía, para orientarnos en la oración que le dirigimos como Él al Padre.

Comencemos, pues, haciendo la señal de cruz:
+ en el nombre del Padre, + del hijo + y del espíritu santo. Amén.

CANCIÓN: Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor: ¡Dios está aquí!. ¡Venid adoradores: adoremos a Cristo Redentor! ¡Gloria a Cristo Jesús! Cielos y tierra bendecid al Señor. ¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria, amor por siempre a Ti, Dios del amor!

LECTOR 2: Del Evangelio de San Marcos (Mc 14, 32-34) «Llegaron a una finca que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: sentaos aquí mientras yo voy a orar. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir horror y angustia, y les dijo: me muero de tristeza: quedaos aquí y estad en vela. Adelantándose un poco, cayó a tierra, pidiendo que si era posible se alejase de él aquella hora.»

LECTOR 3: La tristeza y la desesperanza llegan a estas horas al Señor, metido en aquella desoladora situación, consciente de que la última palabra sobre todo aquel sinsentido la tenía únicamente Dios. No tira la toalla ni abandona se sabe que va de la mano del Padre. A pesar que sus discípulos no entiendan su ofrecimiento. Jesús ora a su ABBA, a su papaíto para no caer en la tentación.

LECTOR 1: Nos dice Santa Teresa: todos podemos rezar; con más exactitud, todos debemos rezar, porque hemos venido al mundo para amar a Dios, alabarle, servirle y luego, en la otra vida -aquí estamos de paso-, gozarle eternamente.

¿Y qué es rezar? Sencillamente, hablar con Dios mediante oraciones vocales o en la meditación. No cabe la excusa de que no sabemos o nos cansamos. Hablar con Dios para aprender de Él, consiste en mirarle, en contarle nuestra vida -trabajo, alegrías, penas, cansancios, reacciones, tentaciones-; si le escuchamos, oiremos que nos sugiere: deja aquello, sé más cordial, trabaja mejor, sirve a los demás, no pienses mal de nadie, habla con sinceridad y con educación… No despreciemos el tesoro de la oración, porque se ama como se reza, y se reza como se ama.

(podemos colocar esta última frase en un cartel)

Padre nuestro…

CANTO: No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. No adoréis a nadie, a nadie más. No adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más que a Él.

LECTOR 2: Lectura del Evangelio según Marcos (14, 36-38) y decía: Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?. Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

LECTOR 3: En este momento el Señor, buscó apoyarse en la compañía de sus amigos íntimos y los encontró durmiendo; recrimina a sus discípulos porque se han quedado dormidos. Los discípulos se muestran cobardes ante la oración comprometida y dejan en soledad a quien se enfrenta a la muerte por amor.

LECTOR 1: Los cristianos no podemos quedarnos dormidos sino que debemos estar bien despiertos, para ser portadores de Cristo, para conocerle y darle a conocer. Es cierto que vivimos en momentos de somnolencia que nos deja indiferentes ante la injusticia y el sufrimiento de los demás. Es una insensibilidad que prefiere ignorar a comprometerse. Por eso, nos tranquilizamos pensando que, en el fondo, no es tan grave, y así permanecemos en la autocomplacencia. Pero con esta falta de sensibilidad de las almas, tanto por lo que se refiere a la cercanía de Dios como al poder amenazador del mal, estamos otorgando un poder en el mundo al maligno.

LECTOR 2 : Dice el Papa Francisco: “Aunque experimentemos en nosotros muchas fragilidades y tal vez podamos sentirnos desanimados, debemos alzar la cabeza a Dios, sin dejarnos aplastar por la sensación de incapacidad o ceder al pesimismo, que nos convierte en espectadores pasivos de una vida cansada y rutinaria. No hay lugar para el temor: es Dios mismo el que viene a purificar nuestros «labios impuros», haciéndonos idóneos para la misión: «Ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?”. Contesté: “Aquí estoy, mándame”»

CANTO: No miréis a nadie, a nadie más. / (2). No miréis a nadie, a nadie más que a Él. / Porque sólo Él, nos puede sostener. / (2) / No miréis a nadie, a nadie más. / (2)

ORACIÓN DE ENTREGA (varios lectores)

Te entrego mi corazón para que lo purifiques de cualquier sentimiento que no sea Tu Amor por mí y en mí.

Te entrego mi alma, Señor, para que la blanquees y pueda alabarte.

Te entrego mi libertad para que puedas hacer conmigo lo que quieras, para que puedas hacer en tú Voluntad.

Te entrego mi memoria para recordar todo aquello y sólo aquello que Tú deseas que recuerde.

Te entrego mi entendimiento para poder ver las cosas como Tú las ves.

Señor, quiero lo que quieres, quiero porque quieres, quiero como lo quieres, quiero hasta que quieras.

Que mi cuerpo, mis sentidos, mi mente … sean dóciles a mi voluntad que quiere recogerse en Ti, Señor .

Colocamos el cartel:
Señor, quiero lo que quieres, quiero porque quieres,
quiero como lo quieres, quiero hasta que quieras.

CANTO: No alabéis a nadie, a nadie más que a Él. / (2) / No alabéis a nadie, a nadie más. / (2) No alabéis a nadie, a nadie más que a Él. / Porque sólo Él, nos puede sostener. / (2) / No alabéis a nadie, a nadie más. / (2) No alabéis a nadie, a nadie más que a Él.

LECTOR 2:

Lectura del Evangelio según Marcos (14, 39-41) De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió y los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no sabían qué contestarle. Vuelve por tercera vez y les dice: «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

LECTOR 1

  • PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE: Quiero enterrar hoy aquí el cansancio que he visto reflejado en el rostro de un anciano, para que haga de nuestros mayores unos hombres felices y sanos.
  • PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE: Quiero enterrar hoy el esfuerzo realizado por los jóvenes en los estudios para que tengan su fruto para mí y para los demás.
  • PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE: Quiero enterrar aquí la fatiga de los trabajadores, para que su trabajo tenga su recompensa y sea solidario con otros.
  • PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE: Quiero enterrar aquí las lágrimas del niño en su cuna para que crezcan en salud y alegría.
  • PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE: Quiero enterrar aquí la soledad del hombre sin trabajo para que surja un mundo más solidario.
  • Cada uno puede expresar en este momento aquello que quiere enterrar para generar vida.

CANCIÓN: Ubi caritas et amor, Ubi caritas Deus ibi est. Ubi caritas et amor, Ubi caritas Deus ibi est. Donde hay caridad y amor, allí está Dios.

LECTOR 2

Lectura del Evangelio según Marcos (14, 42-45) ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega». Todavía estaba hablando, cuando se presenta Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto». 45Y en cuanto llegó, acercándosele le dice: «¡Rabbí!». Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron.

LECTOR 1: Judas consuma su traición con un beso, se sintió defraudado por su Maestro: Jesús no era lo que él esperaba. Él esperaba una liberación de su pueblo del yugo de los romanos, esperaba a un Mesías político. Los demás apóstoles tenían también ambiciones humanas, pero en su contacto con Jesús, lograron purificar su fe. Judas no consiguió eso y la traición fue su manera de vengarse.

LECTOR 3: Aquí estoy, Señor, delante de ti, con mi presente y con mi pasado a cuestas; con lo que he sido y con lo que soy ahora; con todas mis capacidades y todas mis limitaciones; con todas mis fortalezas y todas mis debilidades. Te doy gracias por el amor con el que me has amado, y por el amor con el que me amas ahora, a pesar de mis fallos. Perdona Señor, mi pasado. El mal que hice y el bien que dejé de hacer y ayúdame a ser desde hoy una persona distinta.

Dame, Señor, la gracia de mantenerme unido a Ti siempre, hasta el último instante de mi vida en el mundo, para luego resucitar Contigo a la Vida eterna.

 

CANCIÓN: No veréis amor tan grande, como aquel que os mostré. Yo doy la vida por vosotros, amad como yo os ame, si hacéis lo que os mando, y os queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo, de amar como el me amo. Como el padre me amo yo os he amado. Permaneced en mi amor Permaneced en mi amor (bis)

LECTOR 1: Y ahora Presentamos al Señor las necesidades y le pedimos al Padre que nos ayude a cambiar nuestro corazón para que brille en él el Amor de Cristo

1.- Por los agonizantes y enfermos terminales, que además de los paliativos no les falte el ángel del consuelo. Roguemos al Señor.

2.- Por los que viven en la miseria y el olvido, que lleguen a todos sus gritos silenciosos. Roguemos al Señor.

3.- Por los que son víctimas del terror, de la guerra, de los secuestros y la tortura, que a todos nos interpele su martirio. Roguemos al Señor.

4- Por los ancianos que no son queridos y se sienten solos, que encuentren personas que les acompañen y valoren. Roguemos al Señor.

5.- Por las mujeres maltratadas, víctimas de la violencia de género, o la prostitución, que puedan recuperar su dignidad y su libertad. Roguemos al Señor.

6.- Por los niños esclavizados, vendidos, prostituidos, militarizados, que encuentren los medios para rehacer sus vidas. Roguemos al Señor.

7.- Por los que no tienen trabajo, por los fracasados que no les falten nuevas oportunidades. Roguemos al Señor.

8.- Por todos los que están marcados por el desamparo o el vicio y las adicciones, que no pierdan la esperanza de su liberación. Roguemos al Señor.

9.- Por los inmigrantes, que tienen que afrontar tantos riesgos y separaciones que puedan ser integrados socialmente. Roguemos al Señor. 

LECTOR 2: Alabemos al Señor porque nos permite crecer cada día en amor a Él y a los hermanos, respondemos todos: R/: Te alabamos, te bendecimos, te damos gracias.

M: Tú, que entras en Jerusalén montado en un pollino. R/.

M: Tú, que eres el Hijo que se entrega por amor a su Padre. R/.

M: Tú, que nos muestra en la mesa la disponibilidad para el servicio. R/.

M: Tú, que elegiste a pescadores para anunciar tu evangelio. R./

M: Tú, que sufriste la traición y el abandono de los tuyos. R/.

M: Tú que redimiste con tu preciosa sangre todos nuestros pecados. R/.

M: Tú que en la gloria eterna quieres asociarnos a tus santos. R/.

Momento de Exposición con el copón encima del alta y arrodillados

Bendito sea Dios. Bendito sea su Santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su Preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendita sea María Santísima, Madre de la Iglesia. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. Gloria al Padre…

Oremos; Señor, por la fuerza que nos das mediante tu alimento procuraremos que todo el mundo te ame, y que nadie te ofenda. Que tengamos el valor necesario para transmitir y contagiar la alegría de tu evangelio. Concédenos perseverancia y la fe necesaria para no caer en la tentación. Ayúdanos para que nuestras palabras y nuestros hechos muestren la valía de tu Reino en este mundo al que le falta la luz de tu Verdad. Libra, Señor de las penas del purgatorio a las benditas almas, especialmente las de mis familiares, amigos, vecinos … y llévalas a vuestra gloria. Concede a mis familiares, amigos y prójimos cuantas gracias necesiten para alcanzar la felicidad que viene de lo alto. Bendice y ayuda a cuantos nos piden que intercedamos por ellos en nuestras oraciones. Y concédenos a todos tú divina gracia, tú santo amor y temor, y, por último, la gloria, en la que vives y reinas en la unidad, con el Padre y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

LECTOR 1: Hemos conocido el amor de Dios llevémoslo con nosotros y compartámoslo. Y ahora pidamos la Bendición de Dios Padre, hijo y espíritu santo. Marchemos a nuestros hogares llevando ese amor.

CANTO: Como el Padre me amó yo os he amado. Permaneced en mi amor, permaneced en mi amor. (bis) 1. Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría, el don de la fraternidad. Si os ponéis en camino, sirviendo siempre a la verdad, fruto daréis en abundancia; mi amor se manifestará. 2.-No veréis amor tan grande, como aquél que os mostré. Yo doy la vida por vosotros, amad como yo os amé. Si hacéis lo que os mando y os queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo de amar como Él me amo.

PORQUE SE AMA COMO SE REZA,
Y SE REZA COMO SE AMA
SEÑOR, QUIERO LO QUE QUIERES,
QUIERO PORQUE QUIERES,
QUIERO COMO LO QUIERES,
QUIERO HASTA QUE QUIERAS.