Bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Señor Jesús,
hoy recordamos el misterio de la Santísima Trinidad:
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Es como el final,
la conclusión de lo que hemos ido recordando
últimamente en nuestras asambleas.

Somos trinitarios.
Nuestro Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Un solo Dios,
pero en su interior con tres Personas
que mantienen una completa unión entre ellas
y que al mismo tiempo son enviadas a su vez.
El Padre envía al Hijo al mundo
y éste, con el Padre, envían al Espíritu Santo.

Por otra parte estáis íntimamente unidos.

Señor Jesús, en la Trinidad hemos de mirarnos
las comunidades cristianas
para vivir la comunión y lanzarnos a la misión.
Unidos para ser misioneros,
Enviados, manteniendo la comunión.
Todo a ejemplo de la Trinidad.

¿Vivimos la comunión a ejemplo de la Trinidad?
¿Somos misioneros y ejercitamos la misión
a ejemplo del Hijo o del Espíritu Santo?

¡Cuánto camino nos queda por recorrer
para entrar en el dinamismo de la Trinidad!

Tan preciso es el Cenáculo como Pentecostés.
Son dos aspectos de una misma realidad.

Señor Jesús que el Cenáculo
nos lleve a la misión
y que la misión nos conduzca al Cenáculo.

Para postre hoy en tu Evangelio
nos has dicho unas palabras
que jamás deberíamos olvidar:
“Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo”.
Gracias, porque tu promesa se hace realidad.
Tú estás en medio de nosotros.
Tú no nos has dejado solos.
Tú estás siempre en medio de nosotros.
Gracias, Señor Jesús, por tu perenne compañía.

Ayúdanos, Señor Jesús, a parecernos a la Trinidad.
Ayúdanos tanto a vivir la comunión
como a hacer realidad la misión.

Que en nuestras comunidades confesemos
la fe en la Trinidad
y que nuestras comunidades vivan la comunión,
a pesar de las diferencias;
siendo al mismo tiempo
portadoras de comunión y misioneras,
anunciadoras de tu Evangelio
y de tu Proyecto en todos los lugares del mundo.

Perdón, porque como Tú sabes, Señor Jesús,
solemos pecar o bien de división
o bien individualismo y de enclaustramiento.

Creo, Señor Jesús, que sois tres:
Padre, Hijo y Espíritu Santo