Recursos Domingo de Ramos

1. La liturgia meditada a lo largo de la semana.

A lo largo de los días de la semana anterior al 5o Domingo de Cuaresma, procurad meditar la Palabra de Dios de este domingo. Meditadla personalmente, una lectura cada día, por ejemplo. Elegid un día de la semana para la meditación comunitaria de la Palabra: en un grupo parroquia Palabra: en un grupo parroquial, en un grupo de padres, en un grupo eclesial, en una comunidad religiosa…

2. El Evangelio de la Pasión… proclamado y acogido.

En este Domingo de Ramos realizamos la lectura de la Pasión. El misal propone una lectura dialogada. Intentad que los distintos lectores la preparen a conciencia para que la Palabra sea bien proclamada (¡y bien acogida!) y no únicamente recitada (!y mal entendida¡). La proclamación por varios lectores debe ayudar a concentrarse en la Palabra y a su interiorización y no a la dispersión y a una comprensión superficial. Si ayuda, se puede prever un breve tiempo de silencio (o una frase adecuada) después de cada una de las secuencias de la Pasión.

3. Oración en la lectio divina.

En la meditación de la Palabra de Dios (lectio divina), se puede prolongar el momento de la acogida de las lecturas con una oración.

Al final de la primera lectura: Padre, te damos gracias por el testimonio de no-violencia dado y enseñado por tus profetas y, sobre todo, por tu Hijo Jesús. Te rogamos que vengas en nuestra ayuda, despiérta en nosotros cada mañana el deseo de escuchar tu Palabra, enséñanos con tu Espíritu de paciencia. Que sepamos reconfortar a aquellos que no pueden sufrir más.

Al final de la segunda lectura: Cristo Jesús, te adoramos y bendecimos: Tú, que eres de condición divina, te despojaste de ella y te hiciste servidor de todos. Padre, te glorificamos, porque a tu Hijo humillado hasta el extremo por los hombres, lo elevaste por encima de todo. Te pedimos por nuestra humanidad que continúa sufriendo y haciendo sufrir: levántala y cúrala por tu Espíritu de resurrección.

Al finalizar el Evangelio: Jesús, Hijo de Dios vivo, te bendecimos por esta revelación admirable que has hecho en el buen ladrón, y por la cual fortaleces nuestra esperanza: “hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”. En nombre de todos nuestros hermanos triturados por el dolor y por la infelicidad, te pedimos: “En tu Reino, acuérdate de nosotros, Señor.

4. Plegaria Eucarística.

Se puede utilizar la Plegaria Eucarística II por su densidad y brevedad. En el inicio puede indicarse una referencia al Domingo de Ramos como primer día de la Semana Santa en la que celebramos ya el día de la resurrección.

5. Palabra para el camino.

“¡Hosanna!¡Crucifícalo!…” ¡Gritos de alegría! ¡Gristos de odio!… ¡Y la misma multitud! ¿Y nuestro grito de hoy? ¿Somos discípulos de Jesús cuando todo va bien… y dejamos de serlo cuando nos sentimos en dificultades?
Durante esta Semana Santa, tomemos un tiempo con Pablo para fortalecer nuestra fe en “Cristo Jesus imagen de Dios… que se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz… y Dios lo levantó sobre todo …”. Atrevámonos a proclamarlo con nuestra vida ¡“Cristo y Señor para gloria del Padre”!

¡Vivamos la Semana Santa en oración y en la contemplación de Jesucristo, fundamento de nuestro ser y de la comunión de los hermanos en la Iglesia!