Enviados a transformar el corazón del mundo

1.- La imagen bucólica del pastor no es la que encarna Jesús en este evangelio. Él es el Buen Pastor «que da la vida por las ovejas». Sin haber cometido pecado sufre la pasión por nosotros, carga con nuestros pecados, sube al leño para curarnos. “Somos su pueblo y ovejas de su rebaño” (Salmo 99) y, por eso, nos defiende de todo peligro, no perecemos y nadie puede arrebatarnos de su mano. No hay otro guía que nos conduzca por verdes praderas y nos dé la vida eterna. Preguntémonos, ¿a quién seguimos?, ¿quién es nuestro pastor?, ¿qué voces seguimos? El Señor nos advierte sobre los falsos pastores, que se aprovechan del pueblo, se apacientan a sí mismos. Por sus frutos les conoceréis…..

2.- En este IV domingo de Pascua la Iglesia celebra la jornada Mundial de Oración por las vocaciones. El lema de este año es “Haz latir el corazón del mundo”. Jesús en el evangelio de hoy nos dice que las ovejas escuchan su voz y le siguen. La iniciativa de la llamada la toma el Señor, que nos conoce por dentro. El sale al encuentro del corazón, que lleno de ilusión, se contrae y responde “Sí” a la llamada divina. Es entonces cuando la persona, tocada por el amor de Dios, se convierte en motor dentro del interior de la humanidad, haciendo latir el corazón del mundo.

3.- No es fácil hacer latir el corazón del mundo. No lo fue tampoco al principio de la predicación evangélica. En el Libro de los Hechos de los Apóstoles vemos cómo Pablo y Bernabé son perseguidos por los propios judíos tras su testimonio en la sinagoga de Antioquia de Pisidia. A pesar de todo, y después de sacudirse el polvo de los pies, todos “quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo”. Hay muchas actitudes y comportamientos en nuestro mundo que reflejan que alguno de los sentidos del corazón está dañado: el egoísmo, el apego a las cosas terrenales y pasajeras, el ansia de dominio, la búsqueda de la propia satisfacción por encima del bien común, el olvido del hermano necesitado….Es necesario, hoy más que nunca, la presencia del creyente comprometido en la transformación del mundo. El corazón no es simplemente una parte de nuestro organismo, sino que representa a toda nuestra persona. El corazón se relaciona con el exterior a través de los ojos y los oídos, que perciben la realidad exterior, y hace una llamada a la boca y a las manos para actuar con palabras de denuncia y aliento, y con acciones concretas para ayudar al que se siente pobre y desvalido

4.- De lo que hemos visto y oído damos testimonio, como los Apóstoles. Ahora nosotros somos los apóstoles “enviados” por Cristo. Necesitamos comunicar a los demás lo que hemos descubierto en nuestro interior. Es un tesoro que no podemos guardar para nosotros mismos, puesto que lo que no se da se acaba perdiendo. Compartirlo es lo que da sentido y gozo a nuestra vida. Aquél que escucha la llamada de Dios se siente enviado también por la comunidad, pues es al servicio de la Iglesia-comunión como puede ser ese grano de mostaza que haga crece el Reino de Dios, hasta convertirlo en la civilización del amor, latiendo en medio del mundo un nuevo corazón capaz de humanizarnos a todos. Así nos sentiremos de verdad hijos del mismo Padre, hermanos de todos. ¡»Buen Pastor» guíanos, llévanos de tu mano, no nos alejaremos de ti, pues sabemos que sólo contigo tenemos la vida, y vida abundante para todo el mundo!

José María Martín OSA